XI

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(Yeah, I want you)
We can't make
Any promises now, can we, babe?
But you can make me a drink

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el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos que contrastaban con la tensión que se había disuelto entre carlos y lando. después del beso, ambos se quedaron unos segundos en silencio, mirando el uno al otro, sabiendo que, aunque las palabras no eran necesarias, todo había cambiado para siempre.

carlos se dejó caer en el sofá, estirando las piernas y mirando el techo, aún asimilando lo que acababa de suceder. lando, después de unos momentos, se unió a él, quedándose sentado cerca, aunque con suficiente distancia para no sentirse incómodos, pero tampoco demasiado lejos como para que la distancia emocional volviera a surgir.

— creo que aún no me lo creo— dijo carlos en voz baja, rompiendo el silencio. miró a lando con una sonrisa juguetona. —todo esto parece sacado de una película de esas de adolescentes, ¿no?

lando rió suavemente, sin quitarle la mirada de encima. —no me quejaría. al menos, si todo esto fuera una película, probablemente sería una de las mejores.

carlos levantó una ceja, sintiéndose más relajado que nunca. —¿qué, tú crees que somos los protagonistas de una historia de amor épica?

— quizás no épica— respondió lando, encogiéndose de hombros, con una expresión juguetona, —pero sí algo interesante. somos los chicos que se dan cuenta tarde de lo que sienten el uno por el otro, ¿no? una historia que seguro estaría llena de malentendidos y momentos incómodos. algo muy de nuestra onda.

carlos soltó una risa, sintiéndose más tranquilo con cada palabra. —bueno, si nos basamos en eso, entonces, sí, definitivamente somos esos chicos. aunque, la verdad, no me imagino una película que tenga tanta tensión, peleas y... franceses entrometidos.

— ¡oh, no lo menciones!— lando hizo una mueca exagerada, como si estuviera sufriendo una especie de ataque en ese mismo instante. —¡qué dolor, qué sufrimiento! y si sigues mencionando a ese estúpido francés, probablemente me dé un ataque de nervios.

carlos rió nuevamente, contento de ver a lando tan relajado. lo que había comenzado como una situación tan complicada y llena de incertidumbre, ahora parecía estar tomando un rumbo completamente diferente.

el ambiente entre ellos, ya sin las tensiones pasadas, se sentía más ligero, más fácil de llevar. ambos estaban aprendiendo a navegar por este nuevo tipo de relación, a adaptarse, a disfrutar de los pequeños momentos que, hasta hacía poco, les parecían imposibles.

— de todos modos—dijo carlos después de un momento de silencio, —gracias por... no haberme echado a la basura, por no haberme juzgado. fue una mierda lo que hice, lo sé. pero, en fin...— sonrió con algo de tristeza —supongo que aún estoy tratando de descubrir cómo hacer las cosas bien.

lando giró hacia él, dejando ver una expresión seria, aunque también comprensiva. —carlos, no tienes que darme las gracias por no haberte echado a la basura. eso sería estúpido. tú eres mi amigo, ¿cómo podría hacer eso? y, si te soy sincero, ya había asumido que las cosas no iban a ser fáciles entre nosotros, pero tampoco esperaba que fueran perfectas. lo único que te pido es que sepas lo que quieres y seas honesto. eso es todo.

carlos lo miró, sintiendo una oleada de agradecimiento y algo más. —sabes, lando, a veces me sorprendes. no sabía que fueras tan maduro.

lando soltó una risa nerviosa, claramente avergonzado por el comentario. —yo no soy tan maduro, créeme. pero, después de todo lo que pasó, tenía que aprender a serlo. o, al menos, intentarlo.

ambos se quedaron callados por un rato, cada uno sumido en sus pensamientos. carlos sentía que la conversación no estaba completamente resuelta, pero no le importaba. habían dado un paso importante, y eso era lo que más le importaba. la vida no era sencilla, y probablemente seguiría siendo un caos, pero sentía que ahora, por fin, estaba en el camino correcto.

— ¿sabes qué?— carlos de repente se sentó derecho, con una expresión pensativa en el rostro. —no quiero que las cosas se queden así entre nosotros, pero tampoco quiero presionar nada. ¿qué tal si tomamos las cosas con calma? no hace falta apresurarnos.

lando lo miró con una leve sonrisa. —yo también quiero lo mismo. lo último que quiero es que todo se vuelva raro o incómodo. si es para ser, será. pero, no vamos a forzar nada. vamos a disfrutar del momento.

carlos asintió, sintiendo que, por fin, había encontrado la paz que había estado buscando durante tanto tiempo. quizás las cosas no saldrían perfectas, quizás el futuro les traería más sorpresas y desafíos, pero por el momento, se sentía en el lugar adecuado.

— bien, entonces, ¿quieres ver una película o algo?—propuso lando con una sonrisa traviesa —de esas que nunca hemos visto juntos y que sé que te van a encantar.

carlos le devolvió la sonrisa, dejando escapar una pequeña risa. —no lo sé, ¿te parece si, por una vez, no vemos nada de animación?

lando lo miró, haciéndose el ofendido, pero sin poder contener su risa. —oye, ¿qué pasa con mi gusto por las películas de barbie? no lo entiendes, ¿verdad? ¡esa es la verdadera joya del cine!

carlos se echó atrás en el sofá, levantando las manos en señal de rendición. —está bien, está bien. lo que tú digas, pero no te quejes cuando veamos otro musical de dibujos animados.

ambos rieron, relajados, disfrutando de la compañía del otro. no sabían qué les depararía el futuro, pero lo que sí sabían era que por fin estaban dispuestos a caminar juntos, paso a paso, hacia lo que viniera.

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⏰ Última actualización: 12 hours ago ⏰

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delicate | carlandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora