Día 9: Adicto a ti

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Eran aproximadamente las ocho de la noche, el frío otoñal en las calles era una cosa sería, y las personas lucían abrigos afelpados y gruesos con el objetivo de protegerse de un futuro resfriado.

Para muchos esta era su época favorita del año, para otros era simplemente el primer paso para la llegada del invierno y posteriormente de la Navidad.

Para Sasuke es otro día extenso de rutina.

Y como su monótona rutina le ordenaba, hoy Sábado estaba frente a un prostíbulo.

Entró como todos los fines de semana, se sentó en la misma mesa y ordenó el mismo tragó, un Whisky y se sentó a esperar por algunos minutos.

Y como siempre, luego de siete minutos exactos de espera, le dijeron que su habitación ya estaba lista y que él ya se estaría preparando.

Entró a la habitación luego de pagar como todas las veces y se sentó nuevamente a esperar.

A los minutos, no muchos la verdad, dos o tres, él hizo su aparición.

Era el doncel más lindo que sus ojos hayan visto. Sus cabellos dorados y alborotados, sus ojos brillantes cuál zafiros, y su piel color caramelo.

Ama loca y ciegamente cada partícula de su ser.

Tenía puesta una bata color blanca casi transparente, y a simple vista podía ver sus pezones marcados y su precioso ombligo.

—Hola Sasuke — saludó con su voz risueña y divertida. —Tan puntual como siempre.

—Y tú tan hermoso como siempre — le aduló rodeando su cintura con sus brazos y besando su frente para segundos después poseer sus labios con deseo.

La primera vez que fue a ese lugar fue por Suigetsu, pero luego de ver a Naruto, todo cambió, empezó a pedir sus servicios todo el tiempo, hasta incorporar a Naruto a su rutina.

Cuando Suigetsu se hizo novio de Karin, Sasuke pensó que él también debía conseguir a alguien para pasar un tiempo de calidad, pero le fue imposible, cuando cerraba los ojos se imaginaba el cuerpo del joven bajó sus brazos y le era imposible olvidarlo.

Lo amó de manera instantánea, y sin embargo nunca ha podido decirle sus sentimientos, Sasuke estaba seguro que le diría que “No”.

Pero con los días, desarrolló una adicción muy fuerte por él, hasta el punto que no puede iniciar bien su semana si no tiene a Naruto entre sus brazos al menos dos veces por semana.

Sus manos descendieron hasta sus glúteos y los acarició con dulzura escuchando como un suspiro excitado se escapaba de los labios de Naruto.

—Poséeme Sasuke — le pidió casi en ruego, y él se mordió el labio ante las palabras del doncel.

Lo acostó con suavidad en la cama y se quitó la camisa dejando su pecho al descubierto, para luego posar sus manos sobre la tela blanca y brindarle caricias.

Era ridículo enamorarse en esa clase de trabajo. Pero él nunca tomaba buenas decisiones, se dejaba llevar por los toques, las caricias y los besos.

Sasuke no era como los otros clientes, él solo pedía su compañía, no buscaba a otro u otra, no le quitaba la ropa con rapidez ni le exigía cosas, algunas veces le traía dulces o algún regalo discreto y se besaban o se abrazan por largo rato, a pesar de que el sexo haya terminado.

Cuando Sasuke se va, Naruto se siente vacío, algunas veces quiere dejase caer en sus brazos.

Cuánto le gustaría ser exclusivo.

Gimió y pujó al sentir como se adentraba suavemente dentro de él, sin ser brusco, después de haberlo humedecido debidamente.

Siente sus besos y sus suaves embestidas y jura que si muriese de esa manera, sería demasiado feliz como para enojarse.

La parte más feliz de su vida es cuando Sasuke viene a él, cuando le da amor, aunque sea falso.

Aunque seguramente él azabache conseguirá a un doncel o una mujer que le ame, y que no halla sido tocado tantas veces, entonces se casará, tendrá hijos y formará un hogar lleno de felicidad, un hogar con el que Naruto solo podría soñar.

Sus dedos largos se aprietan y enrollan en los brazos fuertes del hombre mientras lo siente tocar fondo en él. Gime y se humedece con más facilidad, en realidad, con la única persona con la que disfruta es con Sasuke.

Finalmente el orgasmo los atropella frenéticamente hasta dejarlos exhaustos. Pero no sé levantan de la cama, Sasuke abraza a Naruto y este se refugia en su pecho con cariño, se siente vulnerable.

Y le gusta sentirse así.

Con el paso de los minutos se acaba su tiempo su juntos. Aunque ninguno de los dos quiere terminarlo, el azabache es el primero en levantarse de la cama y empezar a buscar sus ropas.

Recoge las de Naruto y también las propias, para segundos después empezar por ponerse la ropa interior.

El rubio lo ha visto hacer eso más de cincuenta veces, pero hoy por primera vez, siente que es una despedida.

¿Por qué? Ni siquiera lo sabe, pero siente puede romper a llorar en cualquier momento.

Hoy había tenido un mal día, un cliente ricachón lo solicitó más temprano y lo poseyó de tal manera que solo le causó dolor, pero como el tipo paga mucho dinero, el doncel tuvo que aguantarse sus malos tratos para poder recibir una parte de ese dinero.

Tomó su ropa interior y empezó a vestirse él también. Entonces una lágrima se deslizó por su mejilla y se la limpió rápidamente para evitar que Sasuke lo viera.

Tomó su bata y se la puso con rapidez.

Hoy no se sentía bien.

—¿Por qué lloras? — la pregunta sonó lejana, pero lo que pudo hacer el doncel fue aferrarse al pecho ajeno y dejar que sus lágrimas manaran de sus ojos.


El azabache no dijo nada, lo abrazó y luego le dio un beso dulce en los labios.

—Sabes que estoy loco por ti — le dijo mientras frotaba su espalda — No me hagas más adicto de lo que ya soy.

—Perdóname — Le rogó mientras se limpiaba violentamente las lágrimas de su rostro.

—En la estación oeste a las cuatro de la mañana. — soltó Sasuke — Te voy a esperar allí mañana. Ven ligero, toma solamente las cosas de más valor.

Naruto tragó saliva y lo miró a los ojos, se notaba que tenía miedo.

—Te llevaré a casa y luego — siguió contándole — nos iremos de viaje, tengo dos boletos de avión, mañana inician mis vacaciones. Pero ten en cuenta que si vas, nunca más volverás aquí, nadie más que yo te tocará y seré tu dueño indiscutiblemente. Luego de eso, me esforzaré por embarazarte y tendrás a mis bebés. Seremos una familia grande y estaremos muy felices. ¿Te parece suficiente?

Las lágrimas volvieron a deslizarse por sus mejillas y Sasuke las volvió a limpiar.

—No podría desear más. — Aseguró el rubio abrazándolo —Si puede estar junto a ti, entonces puedo ser muy feliz.

SNS Month 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora