Comprendí que.
A mi edad de cinco años no entendía ¿por qué no podía jugar con los demás niños? ¿por qué no podía ir a la escuela? no podía entender ¿por qué?
Siempre observaba a los demás desde mi ventana, como jugaban y reían, yo nunca obtuve eso, desde que tengo uso de razón siempre he sido disciplinada desde casa, mi madre me adiestraba a ser una buena esposa, esa eran las palabras de mi madre que siempre me repetía.
A mis cincos años sufrí mi primera quemadura, una quemadura aprendiendo a cocinar, una niña de cincos años en una estufa, mi madre decía que tenía que aprender que si no mi futuro esposo me encontraría indigna, así como también en los oficios de la casa. Mi madre me enseñó uno a uno detalladamente.
Y si yo hacía algo mal mi juez más duro me castigaba, mi madre nunca dijo nada, permitió que él me lastimara, no importa las súplicas ella nunca dijo nada.
Cuando tenía diez años aún miraba por la ventana observando cómo los niños jugaban mientras que yo planchaba la ropa de mi padre y mi hermano de quince años, si no lo hacía bien obtendría un castigo.
Con diez años ya podía hacer muchas cosas sola, ayudaba a mi madre con lo que fuera de la casa.
Un día me armé de valor y le pregunté a mi padre si podía ir a la escuela que obtuve por respuesta un castigo, mi padre me golpea a tal punto que no podía respirar, ni mi madre ni mi hermano hicieron nada, mi hermano se reía de mí, cuando el si puede ir y hacer lo que quiera.
A mi hermano siempre lo dejaban jugar, reír, hablar, ir a la escucha y salir sin embargo yo nunca obtendría algo así.
A medida que el tiempo pasaba comprendí que por ser mujer no tenía valor, que por ser mujer no valgo ni para hablar, en pocas palabras nada.
