Adiós
Al parecer la vida se empeñó en que no puedes ser nadie, de quitarme mis fuerza, mi ingenuidad todo en mi, ahora solo queda un casaron básio, es tan… triste.
En mis manos tengo un resultado que nunca espere, me estoy muriendo, a mis 35 años me estoy muriendo, no tengo a quién decirle, ni a mí esposo, ni mis hijos adololecente, ni siquiera pensar en mis padres o hermano, desde que me case nunca supe más de ellos.
El doctor dijo que hay esperanza y puedo curarme, pero seamos sinceros, no tengo a nadie, ni siquiera por quien luchar.
Camino sin rumbo fijo, solo se que carros van y vienen, personas van y vienen, casa, edificios, parques o cualquier cosa pasa a su lado, llega hacia un puente y mira hacia el atardecer, su mirada está vacía, añorando un poco de simpatía.
Lágrimas bajan por su mejilla.
Una hermosa sonrisa se asoma en sus labios, mientras aún llora no titubea y solo salta, dando un último adiós.
