Solo el tiempo pasó.
A pesar de todo, di a luz a mi primogénito un niño, por lo menos él se sentía feliz, nunca lo vi sonreír tanto, solamente con su amante que siempre va a la casa, es doloroso, pero está luz en mi brazos es mi motivo para yo seguir hacia delante.
Mi primogénito crecía pero, se alejaba de mí, comenzó a mirar a esa mujer como su madre cuando soy yo la verdadera, me dolía ver cómo el sonreír y ellos tres actuaban como una familia feliz. Una vez hablé con mi esposo, me queje y dije mis opiniones, solo obtuve golpes, indiferencia, el maltrato comenzó a crecer día a día, mis lamentos y lágrimas no son escuchadas.
Cuando di a luz a mi segundo hijo que era una niña, lloré de alegría, tal vez este bebé sí me quiera.
Oh Dios me siento tan patética, rogando por miseria de caricia, de que mi hijo me mire como su madre, mi corazón se rompió más cuando mi segunda hija también me dio la espalda.
Ahora estaba sola, el tiempo solo había pasado, el tiempo es testigo de mis peruniar, ahora solo soy una mujer de 35 años y pares o de 60, demacrada y sin vida.
Nunca pude dejar a mi marido, el me acto el, de tal forma que da miedo, los abusos físicos y mentales que ejerce en mí, rompió todo, mi propia sangre y mis hijos también son participe de todo esto.
─¿Cómo llego a esto?