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La brisa levemente gélida despeinaba su castaño cabello, este se movía a la par que el pasto donde se encontraba sentado, tenía los ojos sobre el infante que no paraba de hablar y jugar con sus mascotas.

Esa noche Bad volvería solo para recoger y dejar unas cosas, de paso pasar tiempo con su hijo, a veces odiaba tener una vida como comerciante pero de algo tenía que vivir y que mejor que con la venta de cosas.

-¿Estás triste?- Dapper lo sacó de sus pensamientos, no había notado el momento en que Dapper se acercó, eso había sido un descuido de su parte.

-Nah, ya sabes que yo nunca estoy triste, tengo corazón de acero- llevo una mano hasta su pecho -además no hay motivos de tristeza, hoy regresa tu papá- despeino con delicadeza el cabello de la menor.

-¡Es verdad hoy viene mi padre!- Dapper sonrió en grande y se alejo para dar pequeños saltos sin pisar a Roier por accidente -Deberíamos hacer algo-

La emoción de Dapper logro que Roier sonriera genuinamente, se levantó y sacudió y ladeando su cabeza invito a Dapper a seguirlo hasta casa.

-Podemos hacer un pastel o su comida favorita ¿Tu que opinas? ¿qué le gusta a tu papá?- Habló una vez llegaron a la sala del hogar.

-Pues tú- contesto con obviedad.

-¿¡Cómo!?- volteó a ver al niño y está solo se reí mientras tapaba su boca con ambas manos.

-Nada nada Ro, vamos a comenzar con la sorpresa, tu cocina y yo mientras decoro aquí, un pastel de chocolate estaría bien, si te soy honesto no se la comida favorita de mi padre— siguió soltando una que otra risita, como si hubiera cometido alguna travesura.

Roier entrecerró sus ojos con desconfianza pero finalmente asintió,
estaba conforme con el plan de Dapper.

Mariana sostenía su estómago mientras que con el otro brazo se apoyaba sobre Slime que estaba casi o peor que él

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Mariana sostenía su estómago mientras que con el otro brazo se apoyaba sobre Slime que estaba casi o peor que él.
No sabían cuántas horas llevaban intentando recuperar el aire ni como es que habían llegado a estar así.

Por otro lado, Spreen los miraba con irritación y con grandes probabilidades de explotar, no importa cuántas veces formulara un discurso de disculpa no podía sacarse las burlas y risas de la pareja.

-No mames- habló Mariana una vez recupero el aire -Nunca me había reído tanto cabrón- limpió una lágrima rebelde.

-Omg Spreen you are so funny- de igual forma Slime limpió una que otra lágrima de risa -Intentalo una vez más- ánimo de buena forma.

Spreen suspiró intentando mantener la cordura y buscando silenciar los murmullos y pequeñas risas que Mariana y Charlie soltaban apenas intentaba hablar.

-Pero no se rían pelotudos- advirtió ya estando al borde de aquella actitud payasa.

-Tu dale que te escuchamos- Mariana carraspeo, poniéndose serio por la forma en que Spreen les hablaba, no estaba en derecho de ponerse mamón.

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