𝙀𝙥𝙞𝙨𝙤𝙙𝙞𝙤 𝙄𝙄

945 69 14
                                    

¿Qué? Fue lo primero que pensé, al principio pensé que era una broma, pero lo pensé bien y sabía que hablaba en serio, pero no podía procesarlo.

T/N: ¿Yo? Imposible. Soy solo una humana.

X: Te busqué por años y por fin te encontré.

¿Por años? Mi mente no puede digerir todo lo que está pasando en este momento.

X: olor. Tienes un olor especial, esa es la característica que me atrajo hacia ti.

T/N: ¿Mi olor? No huelo a nada.

X: Tú no lo sientes, pero yo puedo sentir tu olor a vainilla a metros de distancia.

¿Vainilla? Nunca he ocupado perfume de vainilla.

"Tengo que salir de aquí", pensé, tenía que ir a buscar a Heeseung. Me levanté rápidamente y me dirigí hacía la salida. Pero este vampiro no me dejaba pasar.

T/N: Tengo que irme, porfavor déjame ir.

X: Me temo que no puedo hacer eso.

T/N: Mi amigo está allá afuera solo.

X: ¿Ese chico alto de pelo rubio? Lo ayudé un poco y lo dejé ir.

Algo no me cuadraba. ¿Quién era él y por qué me ayudaba? No sabía ni su nombre.

X: Me llamo Sunghoon.

T/N: No pregunté.

Sunghoon: Se que lo pensaste.

La verdad me aterraba un poco estar tan cerca de él.

Sunghoon: Se que estás confundida, pero no puedes irte.

T/N: ¿Por qué no?

Sunghoon: Porque eres mi sangre dorada. Y no puedo vivir sin ti.

T/N: ¿Qué?

Sunghoon: Una vez te encuentro no puedo dejarte ir, o moriré. Tengo que morderte y dejar mis marcas de colmillo en tu cuello. No puedo beber otra sangre que no sea la tuya, T/N.

T/N: Debo estar soñando.

Sunghoon estaba un poco cansado de explicarme tanto, tomo mi cuello y enterró sus colmillos en mi piel. Me asusté y me moví pero me dolió mucho.

Sunghoon: Deja de moverte si no quieres que te duela.

T/N: Suéltame, porfavor...

Me estaba doliendo, me sentía un poco mareada y perdía la fuerza de mis piernas. Sunghoon terminó de tomar sangre y me tomó en brazos para evitar caerme.

Sunghoon: Ya te iras acostumbrando.

T/N: ¿De qué hablas? No volveré a hacer eso jamás.

Me solté de sus brazos y salí corriendo de ahí, corrí por una hora y media, hasta que reconocí la calle en la que estaba y me dirigí a mi casa. Estaba amaneciendo.

Al llegar a mi casa me recosté pero me sentía rara. Fui a ducharme para relajarme un poco, seguía asustada y no sabía si había sido una pesadilla.

Terminé de ducharme y me miré en el espejo. Casi me desmayo ahí mismo. Esa no era yo. Grité del susto, estaba pálida, tenía colmillos y los labios rojos, mi pelo café se había vuelto negro oscuro, y lo que más me llamó la atención, tenía una marca de colmillos en el cuello.

• 𝙈𝙖𝙧𝙘𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙘𝙤𝙡𝙢𝙞𝙡𝙡𝙤... •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora