Viejas costumbres.

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Me sentí realmente agobiado, ¿acaso mi padre era realmente una amenaza letal? Tal vez hizo algo terrible, tal vez es una mala persona, pero, ¿escapar de el a tal grado de esconderse por el resto de su vida?

Una vez más tuve que detener todos mis pensamientos de golpe, entre la hierba del sendero pude escuchar unos crujidos. Era algo poco común por el camino que iba, eran más de las 7 y no solía haber labor a estas horas cerca de mi ubicación.

Me quedé quieto, baje mi respiración y agudice mis sentidos, podría ser un pequeño roedor, no, los ruidos eran demasiado fuertes.

Gracias al abuelo aprendí a diferenciar los ruidos que hacen los animales del valle y también a jamás sentirme acorralado por ellos.

De golpe una luz me deslumbró, aparte mi vista y cubrí mi rostro con mis manos mientras grité lo primero que salió de mi boca.

-Quien demonios!?

-Ey, tu madre me envió a buscarte no hagas tanto alborotó

Era la voz de Mark quien con su actitud altanera alumbraba mi rostro esperando que hiciera algo mas que quedarme como un venado en la carretera.

-Estoy bien, se cuidarme solo y por lo que más quieras apaga la linterna

Respondí intentando quitarme del foco de luz que insistía en mantener en mis ojos.

-Oye lo siento, no todo se ve bien ahora que oscurece y escuché a alguien a la distancia

Respondió mientras guardaba la lámpara en su mochila

Desde jóvenes Mark había sido mi mejor amigo en la escuela, vivía a solo 20 minutos caminando de mi casa por lo que en las vacaciones era a quien más veía al salir.

Mark es hijo del herrero del pueblo, un hombre grande y reservado que también se llevaba bien con el abuelo, lo ayudo a fabricar sus mejores herramientas y como pago mi abuelo le enseñaba sobre carpintería. Mark intentaba ser intimidante para parecerse a su padre, aunque su cabello desordenado y su instinto natural por proteger a cada animal del valle le jugaban en contra.

-Vamos, tu madre está preocupada y no quiero seguir aquí tan tarde

Me dio la espalda y empezó a caminar en silencio, por mi parte adelante el paso para estar a la par que él, aunque no hice nada respecto al silencio.

-Entonces...Como estas con todo esto?

Pregunto mirándome de reojo intentando sonar desinteresado.

-Que puedo decir? Es realmente duro pensar que él se fue.

Respondí mirando la carta en mi mano.

-A pesar de todo él era un hombre genial, ¿recuerdas la vez que nos enseñó a cazar sapos cerca del estanque?

Respondió con más tranquilidad y compasión en su tono de voz.

-Atrapamos a todos los que vimos, al volver a casa Elizabeth los vio y cuando no estábamos viendo los regreso al lago.

Continué su historia que de alguna forma me había hecho olvidar la carta.

-Pensó que íbamos a pedirle a tu abuelo que los cocinara a todos, cuando nos vio de vuelta nos golpeó con una rama.

Termino de decir entre risas.

-El abuelo le explicó que solo queríamos aprender de ellos, pero eso no nos quitó los golpes

Ambos reímos acabando con un suspiro nostálgico la historia. Al mismo tiempo llegamos a casa.

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2023 ⏰

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