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Caminé por media hora más hasta que por fin llegué a mi casa. No era muy grande, era lo suficiente para que pudiésemos vivir mi madre y yo sin problema.
Abrí la puerta y pude ver a mi madre bebiendo, como siempre.

—Llegas tarde. —Dijo acompañado de un par de hipidos.
—He acompañado a Tighnari a su casa, esta tarde iré a casa de un compañero a hacer un trabajo.
—Haz lo que quieras, pero no llegues tarde, quiero que llegues a las nueve.

Siempre era igual, ya estaba acostumbrado.
La hora de irme llegó bastante rápido, agarré mis cosas y me fui, no sin antes dejarle a mi madre algo para comer preparado.

...

—Oh, hola Cyno, pasa, cielo.

La madre de Alhaitham era un sol, siempre tenía una sonrisa en el rostro y era muy alegre.

—Muchas gracias, Rubecca.
—Sabes que puedes venir siempre que quieras.

Le dediqué una sonrisa y subí las escaleras hacia la habitación de Alhaitham, toqué la puerta y a los segundos abrió la puerta un Alhaitham con una camiseta negra, bastante ajustada, de tirantes.

—H-Hola.
—Pasa.

Pasé a la habitación, que era bastante grande y me senté en su cama perfectamente hecha.

—¿Quieres que empiece yo?

Asentí, había un silencio bastante incómodo entre nosotros, pero al parecer solo yo lo notaba.
Comenzó a dibujar con cuidado, siendo sinceros, podría verlo dibujar mil veces y no le cansaría.
Su forma de hacer las cosas era siempre suave, después de un año de "amistad" nunca lo había visto enfadado o haciendo algo a la fuerza.

—Hola chicos, ¿os apetece algo?

Rubecca siempre estaba presente, no quería que a su hijo le faltase nada y al principio eso me dio bastante envidia.

—Yo no quiero nada, pero muchas gracias.
—Vamos, Cyno, tú nunca quieres nada.
—Si quiere algo bajaré y te lo haré saber, mamá.
—Está bien, está bien...

Dijo antes de salir con una sonrisa en su rostro.

—¿Te parece bien que quedemos mañana en mi casa?

Se mostró sorprendido cuando dije eso, nunca les había invitado a mi casa, ni siquiera a Tighnari. Siempre que decían algo sobre quedar en mi casa intentaba cambiar de tema rápidamente.

—Em, está bien.

Me enseñó el boceto del dibujo y pude ver lo precioso que quedaría al final.

—Tu turno.
—Bien, a lo mejor tardo un poco más que tú.
—No es un problema.

Saqué mi lápiz y comencé dibujar, todo estaba en silencio y no estaba para nada acostumbrado.

—Deberías hablar un poco, esto es muy aburrido.
—No suelo hablar mucho, pero si eso quieres, ¿de qué te apetece hablar?
—Normalmente la gente no suele preguntar ese tipo de cosas, Alhaitham.

Una sonrisa apareció en sus labios, mientras me miraba.
Decidí añadir eso en mi dibujo, un muy pequeña sonrisa que demostraba algo de felicidad.

—Bueno, habrá algún tema del que te guste hablar, ¿no es así?—Me dijo sin borrar esa sonrisa.
—Mm, la verdad es que me gusta hablar de todo.

Comenzó a hablar sobre un libro que había comenzado a leer, me dijo que le gustaba la geología y que hace un tiempo que lee sobre eso.
El tiempo pasó rápido y antes de darme cuenta estaba anocheciendo.

—Joder, debo irme, ¿vienes mañana a las cuatro?
—Bien, aunque no sé muy bien donde vives.
—Está es la dirección.

Le apunté mi dirección en un papel y me fui, no sin antes despedirme de él y de Rubecca.

...

Sentí su puño golpear mi mejilla con tanta fuerza que me echó a un lado.

—Dime, ¿qué hora es?
—Las diez.—Intentaba reprimir las lágrimas, con la mirada fija en el suelo.

Vi que se retiraba hacia la cocina, yo ni siquiera intenté irme, ya lo había intentado y nunca salía bien.
Vi a mi madre de nuevo y de repente sentí un fuerte dolor en el brazo, cuando miré pude ver varios cristales rotos a mi alrededor acompañado de un gran corte en el brazo.
La miré horrorizado, pero ella no mostraba ni una pizca de arrepentimiento.

—Ojalá no haberte tenido nunca, tú has arruinado mi vida.

Observé de nuevo la herida cerca de mi hombro y vi mi mano ensangrentada, bajé la cabeza y fui hacia mi habitación, cerrando con llave antes de que los sollozos se hicieran presentes en la habitación.
Me encogí en mi mismo, abrazándome, miré a mi alrededor y recordé lo bien que lo había pasado en esa tarde.

Agarré una venda e intenté vendarlo entre quejidos, no sin antes haber desinfectado la herida.
Después de eso, me fui a dormir, deseando no volver a despertar.

....

—¡Cyno!
—¿Eh? ¿Alhaitham?
—Eres precioso , ¿lo sabías?
—E-Eh, ¿gracias?

Sentí sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él, sintiendo como mi corazón latía a mil por hora.

—¿Qué haces?
—Quiero besarte.

Sentí mi cara arder, estábamos en mi casa, en mi habitación.

—Si mi madre se entera, me va a matar.
—No se enterará, solo relájate y disfruta.

Sus manos bajaron hasta llegar a mis caderas, mientras se acercaba a mi cuello y olía con una sonrisa en sus labios.

—Hueles bien.
—Em...gracias.

Rodeé su cuello con mis brazos y él besó mis mejillas, mis párpados cerrados por la calma, mi frente y volvió hacia mi cuello.

—¿Por qué no me besas?
—Bueno, espero a que me lo pidas.

Normalmente, me habría muerto de vergüenza, pero no tenía vergüenza, quería sentir sus labios sobre los míos.

—Bésame, por favor.
—Así está mucho mejor.

Posó su mano en mi mejilla y se acercaba lentamente a mi, como si fuera algo prohibido de lo que se había deleitado.
Sus ojos miraban a los míos con deseo, tanto que hasta yo había comenzado a sentirlo hace un rato.
Después de esperar una eternidad pude sentir sus labios contra los míos, besándome apasionadamente mientras bajaba la mano de mi mejilla hasta mi cintura, donde se encontraba su zurda.
Se sentía bien, quería seguir deleitándome de él hasta que no pudiera más.
Sus labios eran grandes y rosados, bien hidratados.
Cuando se separó de mi y miró a los ojos, se acercó de nuevo a mí para volver a devorarme.

...

Desperté de golpe, con el corazón acelerado, recordando todo lo que acababa de soñar.

—¿Qué mierda?

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Espero que os haya gustado este capítulo :]

Hasta pronto!

Dani ఌ

Chase Atlantic || CynothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora