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Cuando tenía cuarenta y cinco años, Yuna volvió llorando de la escuela.
— Una niña se burló de ella porque no sabía jugar al voleibol. — comentó Jeongin, abrazando a su hermana.
Jisung llegó corriendo de la cocina y levantó en brazos a nuestra hija, quien se abrazó con fuerza an ella.
— Mi amor, esa niña no sabe lo que dice. Tú sabes hacer muchas cosas que seguramente ella no puede hacer. No dejes que sus comentarios tontos te hagan sentir mal. — le dijo en el oído mientras yo le daba un beso en su frente.
— ¿Y Seungmin? — mi hijo de once años no había llegado con sus hermanos.
Jeongin caminó hacia mí.
— En el recreo dijo que las niñas le parecían feas, y un niño lo llamó "estúpido gay". Él fue al baño a llorar, pero Chan lo siguió y creó que logró calmarlo. Yo no fui porque me enteré de todo esto después.
Crucé miradas con Jisung y le dediqué una pequeña sonrisa, al recordar aquella vez cuando éramos niños. Él me tomó de la mano.
Chan era el mejor amigo de Seungmin desde que era un bebé. Su familia se había mudado al lado de nuestra casa cuando él tenía dos años, y su padre había resultado ser Hyunjin, mi mejor amigo de la infancia.
— Pero si eso pasó en el recreo... ¿por qué ahora no está aquí?
Jeongin soltó una risa.
— Ya conocen a su hijo. Al acabar las clases buscó al niño que lo había tratado mal y le dio un par de patadas. Digamos que se quedó castigado. No la dejarán salir hasta que uno de ustedes no la recoja
Jisung me miró, preocupado.
— Yo me encargo, amor. — y corrí hacia el auto.
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