¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando tenía noventa y dos años, estaba sentada en mi balcón observando a mis bisnietos jugar en mi jardín. A un lado, mis nietos conversaban mientras preparaban una barbacoa. Y mis hijos conversaban con Jisung, quién tenía la sonrisa más bella que había visto en mi vida.
Miré una vez más a todos ellos. A mi familia. Suspiré, y di gracias a Dios por haberme dado una vida feliz.
Cerré los ojos, y me dejé llevar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.