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Cuando tenía seis años, mi mamá invitó a su familia a mi fiesta de cumpleaños.
Yo estaba peleando con Hyunjin, mi mejor amigo, sobre quién se pondría el disfraz de Thor. Yo decía que yo lo haría porque era mi cumpleaños, y mi piel era más blanca. En cambio, él decía que su cumpleaños había sido la semana pasada y no se lo había puesto, y que el era más alto, por lo que el sería Thor y yo Iron Man.
Mi mamá me llamó y lo hizo en inglés. No quise ir hacia ella, porque si me hablaba en inglés era para regañarme.
— Min, invita a Hannie a jugar con ustedes. No conoce a nadie aquí.
Asentí, mirando al pequeño niño que se encontraba sentado en una esquina, aferrándose a la mano de su mamá. Aunque llevaba un año viviendo a su lado, nunca habíamos hablado.
— Él habla inglés. Es estadounidense como nosotros, pero aún no puede hablar coreano. ¿Jugarás con él, cariño?
— Si, mami.
Lo siguiente que recuerdo es que estaba parado frente a él, sonriendo y saludándolo con la mano.
— Hola, ¿quieres ser mi amigo?
Jisung miró a su mamá, quien le susurró un "Anda Sunggie, Minho quiere jugar contigo".
Lentamente se soltó de su mano y tomó la que yo le ofrecía, siguiéndome hasta donde estaba Hyunjin.
— Entiendo lo que dices. — susurró. — No entiendo a nadie aquí.
— Es porque yo también soy de Estados Unidos, pero vine aquí cuando tenía un año. ¡Era muy pequeño!
Jisung sonrió, sacando la lengua por el hoyo que había dejado un diente de leche caído. — Me llamo Han Jisung. Puedes decirme Hannie.
— Kitty.
Él me miró extrañado.
— Bueno, también puedes decirme Sunggie.
— Gatito. — fue mi oferta final.
Y él me abrazó.
— Gracias por ser mi amigo.
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