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El sonido del despertador indicaba el inicio de un nuevo día, y el fin de su descanso.
Su nieto abría suavemente la puerta dándole una inmensa sonrisa, sin duda eso bastaba para que su día fuera maravilloso.

-¡Prepare el desayuno abuelo! — grito entusiasmado el más joven al ver que el anciano ya se encontraba despierto.

Durante su desayuno, risas y pequeñas anécdotas que había tenido el de ojos ámbar durante su semana hicieron presencia, así como preguntas sobre su visita al orfanato el día anterior.

-Lo traes a casa hoy, ¿verdad abuelo ? — su pequeña mano sostenía el cubierto guiando el pedazo de panqueque hasta su boca.

El mayor asintió con la cabeza mientras masticaba sus alimentos.

-Entonces... ¿puedo acompañarte por el ? — hablaba con aquel rostro de cachorro y sus enormes ojos brillantes

-¿No habíamos discutido hace un par de días, por qué no tenías el permiso para asistir a la pijamada de Nobara? — su típica voz ronca y llena de serenidad atacó al pequeño frente a el

— Sus delicados labios rosas se apretaron — No lo recuerdo~ —su abuelo tenía razón, incluso había ignorado al anciano el día después de su riña para poder conseguir el permiso.

- Ya veo...

- ¿Eso es un si ? — decía esperanzado

-No — hubo un pequeño silencio que enseguida fue interrumpido — Así que levanta los platos, te llevaré con tus amigos.

Había perdido contra su abuelo, y ahora se encontraba de camino a la casa de su amiga castaña y no regresaría hasta el dia siguiente por la tarde.

Había perdido contra su abuelo, y ahora se encontraba de camino a la casa de su amiga castaña y no regresaría hasta el dia siguiente por la tarde

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M

ientras tanto en aquel enorme edificio los niños eran convocados nuevamente, teniendo que encerrarse otro par de horas en la blanquecina habitación.

Cuando el de ojos rubí puso un pie en el lugar rostros llenos de molestias y murmullos maldiciendo, hacían que el ambiente dentro se volviera pesado. 

-¿Tienen algo que decir bastardos ? — alzó la voz de forma amenazante al cruzar un par de miradas con los otros niños.

Todos se quedaron callados y se miraron entre ellos, no eran lo suficientemente valientes para enfrentarse al peli rosa o quizá tenían la suficiente inteligencia para no retarlo, pues aquel chico era conocido por su carácter explosivo y la buena reputación que tenía en cuanto a peleas se trataba.

Las veces que había regresado tarde a su habitación y era reprendido, apenas se le notaban algunos raspones, la sorpresa era grande cuando se enteraban que había estado involucrado en diversas peleas con más de un matón o bulliyng que intentaba intimidarlo, dejándolos totalmente molidos y durante un par de días en el hospital, mientras el menor paseaba como si nada.

𝙽𝚘 𝚖𝚎 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚛𝚎𝚜𝚊  𝚘  ¿ 𝚜𝚒 ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora