1. Quien tiene celos, tiene duelos

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Nada mejor que llegar tarde el primer día de clases.

Al contrario de lo que muchos podrían pensar, la razón por la que Yeonjun estaba corriendo con la esperanza de llegar a tiempo aún si ya no le quedaba oxígeno en los pulmones no era porque su alarma no había sonado ese día o se le había pasado la hora por dormir cinco minutos más. De hecho, era lo contrario. Preparó todo la noche anterior; desde acostarse temprano, prender un par de velas aromáticas y ponerse una mascarilla antes de dormir hasta dejar su mochila y su uniforme impecablemente planchado a los pies de su cama. Se levantó a las 5 am ―una hora más temprano de lo usual― para hacer un poco de estiramientos y ejercicio, ducharse, cambiarse, desayunar algo saludable y alistarse sin presión mientras escuchaba música. Era el primer día de su último año escolar, así que debía comenzar con buen pie.

Sin embargo, no contó con un pequeño detalle: que él era extremadamente coqueto y tardaba años en arreglarse incluso si solo iba a la tienda de la esquina. Así, por su afán por lograr que ese horrible corte escolar se viera medianamente decente y que su maquillaje fuese lo más discreto posible, terminó perdiendo el tren que lo llevaría a la escuela.

Al final, su esfuerzo fue en vano, pues terminó con el cabello hecho un desastre, con la frente y el uniforme empapados en sudor y a una cuadra más de distancia de vomitar todo el tofu y huevos que había comido. Con dolor en el pecho por correr en pleno aire frío mañanero y con sus pantorrillas ardiendo por el esfuerzo, logró ingresar por la puerta principal. Lo más difícil ya había pasado; ahora solo faltaba lo peor.

La ceremonia de inauguración del año escolar se llevaría a cabo en el auditorio de la escuela, el cual se ubicaba en el último piso del edificio. Dejando de lado que primero tendría que recorrer todos los pasillos, se vería obligado a subir las escaleras de los cinco pisos, pues la bonita pero rústica infraestructura de su escuela no contaba con ascensores. Luego de prepararse mentalmente por un par de segundos mientras se secaba el sudor del rostro con sus manos e intentaba recobrar el aire, reanudó su carrera.

En un intento por ignorar el coro de voces que ya estaban entonando el himno de su escuela para no ponerte más nervioso de lo que estaba, se enfocó en lo agitados que se escuchaban sus jadeos con cada paso que daba. Mantuvo el ritmo por un par de metros más hasta que un repentino grito, seguido de resoplidos igual o peor que los suyos lo sobresaltaron.

―¡ Aaaaah! ¡Ya no llego!

Yeonjun volteó la mirada sin parar de correr y notó la presencia de otro estudiante quien, al parecer, también estaba llegando tarde. A juzgar por su aspecto desaliñado, a él sí se le habían pegado las sábanas. Aunque él no tenía el derecho de criticar cuando a pesar de haber malgastado su tiempo arreglándose, en ese momento se veía tan feo como un trapo sucio y mojado por el sudor.

En fin, supuso que podía culpar a la estrechez de los pasillos o la prisa que el otro chico también llevaba, pero lo rebasó en tan solo unos instantes cuando antes estaba casi a su altura.

―Jeje.

A Yeonjun podría haberle importado menos, de no ser porque creyó escuchar una ligera risa socarrona por parte del otro. ¿Era impresión suya o acababa de burlarse por haberlo pasado? Incluso si la respuesta era afirmativa, Yeonjun no tenía razón para seguirle el juego a un desconocido, o es lo que su mente decía, pero en cuanto se dio cuenta, había sacado fuerzas de quién sabe dónde para retomar su lugar a la cabeza. No estaba peleando, solo estaba acelerando el paso para llegar a la ceremonia lo más antes posible. Sí, eso era.

El otro chico parecía haber captado sus verdaderas intenciones y oficialmente dio inicio a una carrera impremeditada entre ambos. Se sujetó de las rejas de las escaleras del, en ese momento, segundo piso, y se impulsó para tomar la delantera otra vez.

Codicioso y tramposo, los dos al pozo 【Yeongyu】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora