Pov Abril
El médico volvió a palpar mi abdomen, y yo suspiré. Era la decimoctava vez que lo hacía.
-El bebé debería estar en perfectas condiciones - nos comunicó - Pero para estar seguros, le haremos a la señorita una ecografía, ¿bien?
-Lo más pronto posible - Samantha no despegó sus ojos de mí en toda la consulta, y tampoco movió ningún músculo.
-Creo que eso es todo, señorita - el doctor, quien debo decir lucía mucho más agradable que al que le había roto una lámpara en la cabeza, se levantó de mi lado en la cama, y me sonrió alentadoramente. La tensión en el ambiente era palpable, y Samantha no hacía nada para ayudar - Aquí tiene la pomada para los golpes, y pues... ¿Nos veremos mañana en mi consulta? - preguntó, ahora girándose hacia Samantha.
Me enfadó que para cualquier decisión que me concernía a mí, se girase a preguntarle a ella. Cielos, ni que fuera mi madre.
-Estaremos allí - le comunicó fríamente, y el doctor asintió. Parecía acostumbrado a la estúpida actitud furiosa de Samantha.
-Bien, adiós, señorita. Señorita Rivera - el doctor inclinó la cabeza y se marchó junto con el guardaespaldas, dejándome a solas con la señorita enfado.
Volví mi vista a Samantha. Estaba sentada en el sillón en una esquina de la habitación, con ambos brazos apoyados en los posa brazos y las piernas separadas. Me mirada imperturbable.
-¿Sabes? Justo ahora tienes un parecido
increíble con "El Padrino" - comenté, intentando aligerar el ambiente. No pico.Siguió observándome, fijo, sin siquiera moverse. Bajé mi mano a mi regazo, y comencé a juguetear con las sábanas que me cubrían las piernas.
-¿Piensas quedarte muda para siempre o empezarás a hablar en algún momento? - pregunté, ya casi rayando la histeria - Cielos, ahora hasta prefiero que me grites - murmuré, frustrada, sin levantar la mirada.
-Estoy intentando entender qué te llevó a actuar de una manera tan estúpida - respondió luego de unos minutos, y levanté la cabeza hacia ella.
¿A qué se referiría? ¿Al embarazo? ¿A haberle ocultado el embarazo? ¿O a mi desastroso paseíto?
-Oh, bien, parece que los ratones no te comieron la lengua, finalmente. Qué felicidad.
-No juegues conmigo, Abril- su voz me produjo escalofríos, y me arrepentí de haber intentado bromear.
Volví a desviar la mirada. Esta Samantha, la Samantha mafiosa, distante y fría, me daba miedo.
Rayos, le tenía pánico.
- Lo siento - susurré, volviendo a fijar la mirada en mi regazo.
Soltó una carcajada que me heló la sangre.
-¿Qué sientes exactamente, Abril?
¿Eh? Vamos, dímelo.Levanté la mirada con precaución. Samantha se había inclinado hacia adelante, apoyando los codos en sus rodillas. Clavaba sus ojos en mí como dagas.
-¡Dímelo!
Me estremecí, pero finalmente una oleada de rabia creció en mi interior.
-Siento muchas cosas, de la misma forma en la que tú deberías sentirlas.
Samantha alzó una ceja, luciendo levemente sorprendida. Oh, bien, nadie nunca lo desafiaba y aquí venía yo, a joderla cuando estaba furiosa.
-¿Qué debería sentir, exactamente? - preguntó con una voz que hasta podría pasar por tranquila, pero que destilaba enfado.
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SUYA-Rivari
أدب الهواةElla era una mafiosa. Ella solo era una universitaria. Abril al ser secuestrada termina en manos de Samantha, una mujer terriblemente poderosa, posesiva y seductora. Samantha no sabia porque la había aceptado como un "regalo", pero al ver esos at...