Siempre cuentan la misma historia, Shuji intentando conseguir el amor del pequeño moreno cascarrabias y este rechazándolo cruelmente, ¿qué tal si está vez es diferente?
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Kisaki terminó de prepararse mentalmente, suspiró y se dirigió al callejón que solía frecuentar su alto amigo, las clases habían terminado ese día así que tenía el resto de la tarde para confesar su raro amor.
Llegó al oscuro y solitario lugar, como era de esperarse ahí se encontraba Hanma, con una sonrisa que rara vez se podía ver se acercó alegre a su compañero.
Este lo miró con la misma alegría y optó por iniciar la conversación.
-¿Cómo te fué?- inhaló un poco el humo del tabaco que desprendía su cigarrillo.
-Bien, nada particularmente nuevo- desvío la mirada a un costado, la mirada felina de su amigo no hacía más que subir sus nervios causando un ligero temblor en sus piernas.
-Ya veo...- le dió otra calada a su cigarrillo y a modo de molestar exhaló el humo en la cara del moreno.
-Idiota, no hagas eso- frunció el ceño molesto, tosiendo mientras con su mano trataba de dispersar el humo.
-No te enojes cariño, te van a salir arrugas- bromeó mientras salía del callejón con Kisaki tras suyo.
-Idiota- con una de sus manos buscaba entre su abrigo la carta que había escrito la otra noche, los nervios lo consumían y no dejaban que pensara con mucha claridad.
-Que lindo- dijo de forma irónica y cuando estaba por subir a su moto una pequeña mano sujetó su antebrazo.
-Toma- extendió la carta a la cara de Hanma y este sin entender mucho solo la recibió y antes de que pudiera cuestionarlo el moreno ya había escapado en dirección contraria a la suya.
Levantó una ceja desconcertado, viendo como su peculiar amigo escapaba a quien sabe donde.
Regresó la vista a aquel sobre que le había entregado, rodó los ojos frustrado para luego abrir aquella carta.
Se quedó en silencio por al menos cinco minutos, cinco minutos en los que su rostro de serenidad se iba convirtiendo en una mueca de repugnancia pura, aquella mueca cambio a un gesto de indignación y tras convertir aquella carta en una esfera irregular que luego lanzó a cualquier lado de la desolada calle puso en marcha su moto y como si está pudiera demostrar lo que en ese momento sentía Shuji, su motor rugió ferozmente, dejando tras de si una manta de polvo cuando avanzó a toda velocidad.
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Kisaki se encontraba dando vueltas al rededor de su amplia habitación, se mordía las uñas y sus nervios estaban empezando a marearlo, suspiró sin animos para luego tirarse a su cama.
Tras unos minutos escucho el rugir de un motor, supo de inmediato que se trataba de Hanma, su corazón dió un vuelco al escuchar la bocina de la moto y tras calmar su pánico corrió para abrir la puerta de su hogar.
-Hanma- le llamó pero solo recibió una mirada de asco puro -¿Todo bien?- trató de sonar calmado pero la mirada penetrante del alto solo le asustaba.
-¿En qué demonios pensabas cuando me diste esa jodida carta?- su voz era tosca, tanto que Kisaki retrocedió asustado -¡Responde!- aquel grito solo le hizo retroceder más pero debía ser fuerte, no podía dejarse intimidar.
-Eso...- su cabeza daba vueltas y solo quería correr pero ya no había marcha atrás, sabía que esto podía pasar si entregaba aquella carta -Todo lo que leíste- su voz ahora era firme, su rostro demostraba su seguridad y continuó -Me gustas, me gustas mucho, desde el día que viniste conmigo me enamoré de ti y es algo que no pue- antes de terminar recibió un fuerte golpe en la nariz, golpe que causó su desequilibrio y antes de poder recomponer su postura otro golpe fue a parar a su estómago, aquello terminó por tirarlo al piso, fue entonces que patada tras patada iba cayendo a todo su cuerpo, las lagrimas amenazaban con salir y estás pronto salieron a montones tras escuchar lo que su "amigo" le decia fríamente.
-Sucio marica- una patada cayó a su muslo -asqueroso homosexual- otra patada a una de sus costillas -no te vuelvas a acercar a mi- terminó con un golpe limpio en uno de sus ojos -no quiero que me contagies lo gay- se alejó de él con una mueca de asco, como si quisiera vomitar, dió media vuelta y se fue, dejando mal herido al pequeño moreno que lloraba en silencio, en parte por el dolor de los golpes pero más lloraba por como había sido rechazado.
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Bien, dejo esto por aquí y me voy 🐥✌️
