Capitulo 2

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- ¿Cómo se siente, señor Eddie? - Me pregunta la enfermera que está frente a mí.

Después de lo sucedido en la oficina, Gala entró a mi despacho al escuchar mis quejidos, y no es para menos que se asustara, ya que cuando entré, yo estaba pálido y mi pecho aún ardía. No demoró en llamar a una ambulancia y llevarme aquí.

- Me encuentro bien, ¿ya puedo darme el alta? -pregunto muy inquieto y desesperado por irme.

- Señor Snow, sabe que, por lo que narra, primero necesitamos los resultados de los exámenes neurológicos. Una vez tengamos los resultados, podremos considerar el alta - me dice mientras retira el suero de mi mano.

- ¿Me darán el alta o me trasladarán a psiquiatría? - le pregunto entrecerrando mis ojos para intentar que me diga la verdad, mientras ella se para al lado de mi cama y me mira.

Sé que no soy el paciente más fácil de tratar, algo irritante, lo sé. Pero al llegar, en mi desesperación y mientras tenía muchas manos encima, sin darme cuenta, he compartido todo lo que me ha sucedido, pero nadie parece creerme. No puedo culparlos; si alguien me hubiera contado esto a mí, lo habría enviado al psicólogo de inmediato.

- Pero ya le he dicho que, debido al dolor, es posible que haya tenido alucinaciones - continúo, intentando convencerla con mi mejor cara dulce.

- Como le dije, dejaremos que el especialista en neurología revise su caso, y luego, en caso de no encontrar nada, programaremos una cita con el psiquiatra. No se preocupe, a veces, cuidar de nuestra salud mental es necesario - me dice tratando de ser amable, aunque mi expresión sigue siendo de incredulidad.

Mi charla con la enfermera principiante se interrumpe cuando mis únicos amigos entran en la habitación.

-Deja de molestar a la hermosa joven, Snow, sabemos que estás loco - entra Derek con una sonrisa juguetona dirigida a la enfermera. La enfermera se sonroja, y no es para menos, ya que mi amigo no es feo, y su altura y complexión hacen que las mujeres se vuelvan locas.

- Deja de intentar ligar cuando tu amigo está en esa cama - dice Gala, frunciendo el ceño y golpeando su brazo.

- Creo que es hora de que el paciente reciba a sus visitas, señor Eddie. Si no les importa, me retiraré - dice la enfermera, abriéndose paso para salir de la habitación. Estallamos en risas una vez que la enfermera se ha ido. Es común que seamos inapropiados y desagradables con los demás; después de todo, son todo lo que tengo desde que llegué aquí.

Gala se sienta en la silla junto a mi cama, aun riendo, y Derek se queda frente a mí.

-Me diste un susto de muerte. Si vuelves a hacerlo, te mataré yo, ¿de acuerdo? - me dice Gala con preocupación en sus ojos, pero sin perder su sonrisa.

-Creo que solo querías venir al hospital para que la hermosa chica que trabaja en frente venga a cuidarte - bromea Derek, haciendo gestos juguetones con los labios.

-Ya basta, Derek, me haces querer vomitar - le digo mientras lanzo una almohada. Nos reímos de nuevo, y Gala, como siempre, intenta calmarnos, pero inesperadamente tocan la puerta.

-Vaya, parece que te estás recuperando rápido, Eddie - dice el doctor especializado en neurología. Mis amigos se vuelven serios y recuperan la compostura para no soltar carcajadas, como hacen todo el tiempo.

-Doctor, me disculpo, me gustaría saber si puedo recibir el alta. Me siento realmente bien, y tengo cosas importantes que hacer - le digo un poco desesperado.

-Justamente eso quería hablar contigo, Eddie. Tus exámenes han salido limpios, y es bueno saber que no estás alucinando debido a un tumor - me dice, pero hace una pausa mientras su expresión se vuelve seria. - Sin embargo, a pesar de eso, necesitas ser examinado por un psiquiatra. Es solo una medida de precaución. Tienes una cita programada para el jueves a las 2 p. m. Solo es una revisión, Eddie, tómalo con calma y acude a la cita. Créeme, puede ser beneficioso.

El doctor sale de la habitación sin decir más, y mis amigos y yo nos quedamos en silencio, procesando la noticia.

-Bueno, creo que es hora de irme - rompo el incómodo silencio que nos había envuelto.

Gala, con un tono de preocupación, dice -Eddie, te conocemos. Sabemos que puede que no quieras venir.

Derek pone su mano en mi hombro como señal de apoyo y agrega -Amigo, no te juzgaremos. Estaremos aquí para ti, lo sabes.

Lo que me dicen no me agrada. Me enfurece y estresa, aunque entiendo que están tratando de mostrarme su apoyo y ser buenos amigos. Pero lo único que puedo pensar es que nadie parece creerme.

-Voy a ir, no se preocupen. Además, tengo una secretaria muy insistente, y estoy seguro de que el jueves me molestará si no voy - digo, torciendo los ojos y mirando a Gala con una expresión de fastidio.

Gala asiente con satisfacción, creyendo que sus palabras fueron de ayuda para mí.

-Ya me conoces. Ahora, arréglate para que te llevemos a casa y puedas descansar - añade, feliz.

Me dirijo al baño para cambiarme de esta tonta bata a mi ropa de trabajo. Mientras me desvisto, escucho a mis dos mejores amigos susurrando. No quiero escuchar realmente, sé que están hablando de mi situación, pero eso solo hace que me sienta patético.

Sé que acabo de mentirles al decir que vendré a la cita del jueves, pero no estoy loco. Sé lo que vi, lo que no sé es qué está pasando conmigo. Con mi pecho desnudo, deslizo mi dedo sobre la marca que tengo en mi pecho. Recuerdo claramente cómo se iluminó cuando estaba frente a mi escritorio de trabajo y el dolor que me provocó.

Salgo de mi trance al escuchar que Gala toca la puerta del baño.

Abro la puerta y digo - Hey, tranquilos, no me volveré loco por estar 5 segundos solo.

-Pues yo creo que es muy probable, ya que 5 segundos fueron suficientes en la oficina - dice Gala entrecerrando los ojos, luego suelta una risa. - Te demoras, y yo tengo hambre. Así que no es tu locura la que nos preocupa, es que yo vaya a asesinarlos por el rugido de mi estómago.

-Mejor vámonos, porque una Gala hambrienta es una Gala que nadie quiere tener cerca.

Nos reímos fuerte mientras salimos de la habitación. Sin embargo, mi risa se detiene al ver que en la sala de espera estaba la chica de ojos verdes, justo frente a mí, y esto solo reiniciaba la frustración de no haberla visto esa mañana.

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