Megan mantenía una entrañable relación con el fatídico James Cook, el cual, no paraba de cometer errores. Intentó remediarlos, pero era demasiado tarde.
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Habían pasado algunos días, quizá algunas semanas desde el trágico momento en donde la fiesta de compromiso de Kayleigh se vio envuelta en un escándalo. Por supuesto que Kayleigh me odio por completo, pero no solo a mi, también al problemático James Cook quien decidió seguirme la corriente.
Estábamos en la mira de Johnny White y después de esa fatídica noche, Cook lo estaba mucho más que yo. Aquella noche en dónde Cook descubrió que algo pasaba cuando se enfurecía, y misma en dónde golpeó a Johnny White. Esperaba pacientemente alguna llamada de él, pues los últimos días habían sido interesantes gracias a sus anécdotas raras y sin fin de situaciones que le suceden todosos días.
Quizá llamaría más tarde, y yo solo debía esperar pacientemente a que llegará, solo era cuestión de tiempo. Después de algunos minutos esperando el sonido de mi teléfono vibrar, por fin la espera había terminado, pero lastimosamente no era del susodicho.
─── Hola. - Saludó amablemente. ─── ¿Megan?
─── ¿Hola? ¿Effy? - Respondí.
─── Si, hola. ─── ¿Vendrás a la fiesta, está noche? - Preguntó confusa.
Sin entender de que hablaba, le seguí la corriente. ─── ¿Cómo? ─── Es decir, si, claro. ─── Pero aún no sabía que hoy habría una fiesta. - Confesé apenada. Quizá era una confusión.
─── Cook me ha dicho que llamará a todos. Entonces, es lo que hago. ─── ¿Vendrás, cierto? - ─── Te enviaré la dirección más tarde. - Apresuró a hablar.
Asentí confusamente ─── Está bien, te veo más tarde.- Colgué la llamada rápidamente, mi mente comenzó q dar vueltas.
Me dispuse a ir, así que quede de verme con Effy y Katie en algunas horas. Debía prepararme para entonces y sobre todo para ver a Cook, y eso me causaba nervios de alguna manera.
Despejé mi mente y me apresure a hacer lo que tuviera que hacer. Cuando estaba lista me dirigí a las escaleras de mi casa, intentando salir con cautelo. Bajé rápidamente y salí por la puerta
Tomé el autobús que era más cercano a la dirección de la fiesta y me senté en uno de los asientos color azul. Mandé un mensaje.
- Entonces, ahora haces apariciones de vez en cuando, ¿Dónde estás? .
Envié el mensaje y recibí una respuesta casi inmediata.
