꒰⠀𖣁⠀ ❍ ﹕⠀ ˳⠀᯽⠀༚ㅤ۫ ೀ ⠀.⌗
⠀⠀⠀" Dos mujeres se encuentran estancadas, ambas están tratando de buscarle algún significado a sus vidas, tanto Sana como Chae (aunque lo nieguen) en realidad buscan el amor, y para eso, el destino les tiene una bue...
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— ¿La japonesa? — Grito la rubia pasando el gloss por sus labios.
Chaeyoung se dejó caer en la cama, su mirada estaba fija en la ventana, el cielo anunciaba tormenta como aquella tormenta qué tenía en sus sentimientos.
Movía sus pies como niña pequeña en terapia de psicólogo jugando con sus dedos, Su mejor amiga la miraba confundida.
— Somi.., — Hablo la coreana mirándola. — Eres la peor terapeuta que he conocido.
— Primero, aun no me dan mi título universitario, — Confeso recordándole a su amiga que debía materias. — Segundo, eres mi amiga y adoro el chisme.
Ambas se rieron mientras se miraban, Chaeyoung se levantó moviendo un poco su cabello mirando a la mayor, suspiro de manera pesada tratando de esconder sus pensamientos compulsivos. — Anda largalo, ¿te gusta no?
Chaeyoung no negó ni lo acepto, se levantó confundiendo a somi, de un momento a otro la Coreana estaba de rodillas cuán niña pequeña abrazándose a las piernas de la Canadiense. Somi solo sonrió melancólica para acariciar la cabeza de la mujer mientras la mimaba.
— Lo sabrás con el tiempo, pero te recomiendo acercarte a ella. — Dijo tomando a Chae del mentón para hacerla elevar su mirada, — Háblale, anímate a conquistarla, no busques que ella lo haga, por primera vez Chaeyoung, no seas una maldita.
Esas palabras pusieron a Chaeyoung pensativa, se quedó algunos segundos silenciosa mientras su amiga parecía tranquila beberse su té, la coreana finalmente se levantó en silencio tomando su bolso y dirigirse a la puerta sin siquiera despedirse, para así irse de una vez del lugar sin aviso.
— A si, pues, ¡Adiós! — Grito Somi mientras la veía irse de una vez.
Chaeyoung caminaba con lentitud por las calles de Seúl, parecía ir distraída y ahogada en su propia cabeza, todo le recordaba a la noche con la japonesa. Cada escena explícita le causaba escalofríos erizado cada bello en su cuerpo, sus pupilas se dilataban como cual gato olfateando algo.
Freno en seco al ver a lo lejos dos figuras que fácilmente pudo reconocer, dos mujeres que sin darse cuenta habían marcado su historia; Mina y Tzuyu, apoyadas en el borde del barandal del río Han a la luz de la luna, esa imagen detonó a la coreana, ellas estaban de espaldas pero Chaeyoung podía verlas por completo, su corazón de una u otra forma se sentía más aliviado.
Ya no tenía la carga de los sentimientos de Mina, ni mucho menos el rencor con Tzuyu, ya tenía su conciencia en paz. — Felicidades, chicas.
Aquello fue un susurró, ella dio la vuelta y con una sonrisa muy tranquila siguió su camino, iba con una idea en mente. Somi tenía razón si iba a mentirle a su madre debía hacerlo bien y debía cumplir a su vez las exigencias de Sana, su cabeza estaba obsesionada con su decisión.