001

71 4 2
                                    

— ese hombre 





***


Desde que tengo uso de razón mi madre iba de hombre a hombre con tan solo poder tener plata, pero mama no era egoísta, al contrario, al terminar con cada hombre había un regalo para mi, los hombres solían quedarse entre un mes a tres como máximo.. pero hubo un hombre, ese hombre, odio recordar su repugnante ser, porque es un asco, no hay nada bueno en el.—

***

NO! Déjame! NO QUIERO JUGAR — era tan solo una niña, algo raro que diga que no quiera jugar... ¿no...?

Vamos... si siempre te diviertes, no lo niegues esa voz.. su voz, odio recordarla.

¡Me esta haciendo daño! ¡DUELE!— gritaba con desespero intentando soltar su agarre en su muñeca, no dolía, ardía, pero ese hombre es un lobo. no le importa nada.

¿Que esto duele dices? — Solo hizo mas agarre en su muñeca sin indicio de querer soltarla.— Y eso que tu madre dice que eres una niña fuerte... tendré que darle un castigo por mentirme...

¡No le haga nada a mi madre! ¡Esta bien! aceptare jugar, pero no lastime a mi madre!

¿Viste que era fácil? lo hubieras aceptado desde un inicio.




***


—Damos por cerrada esta sesión. ¿Alguna duda?—

—No, y de hecho muchas gracias doctor Trafalgar, necesitaba hablar esto con alguien. ¿Cuanto la sesión?—

—No se preocupe, la primera es gratuita, nos vemos mañana a la misma hora. —


Mierda, ese era mi pensamiento, llegaba tarde a mi trabajo ¿podía ser eso posible? ni una semana y llegaba tarde, dios mío...
Bueno... una corridita no hace mal a nadie, y así pude llegar, si no seria imposible...

Llegas tarde. ¿Lo sabes?

oh... bueno, quizás si llegue tarde.

Fue un minutito nada mas...—

Un minuto es un minuto, y agradece que estamos cortas de personal, agarra un morral de allí y empieza con las entregas, no te daré hora extra pero si veinte cartas mas ¿esta bien?

¡Esta bien! Muchas gracias Nami!

Este día seria algo largo, o bueno, no, me apresure a buscar el morral y colocar las cartas y sobres dependiendo su ubicación, un total de cincuenta paquetes y cartas había en mi morral, una vez lleno emprendí camino a los destinos, no sin antes agarrar mi bici.
aunque dijera que me cansaba mi trabajo, de verdad que lo amaba, a quien engaño, le mentiría a todo el mundo si llegara a decir que es el peor trabajo, tengo la libertad de recorrer el pueblo a mi gusto ¿que mas puedo pedir?
Bien, primer destino, listo, una linda alojacion para esta casa, a dos cuadras de la playa, que envidia.

Han pasado unas cuantas horas, ya mi morral pesaba menos, viéndolo así nomas creería que me quedan unos cinco o cuatro paquetes, pero mi horario de trabajo no termino así que creo que volveré al correo.

—El... ¿Baratie?— Okey... creo que nunca había escuchado ese nombre... ah no, si, si, si, el nuevo restaurant del que todos hablan... bueno... andando!

𝓒𝓪𝓻𝓽𝓪𝓼 𝓓𝓮 𝓐𝓶𝓸𝓻 |𝓥𝓲𝓷𝓼𝓶𝓸𝓴𝓮 𝓢𝓪𝓷𝓳𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora