Cuando Servente cruzó el portal se encontró con la ciudad a la que algún día llamó hogar. Aunque no era aquel lugar, en el que ella había creado su vida. La iglesia se encontraba a tres días caminando. No tenía dinero, así que tocó irse a pie. Después de como día y medio descansó un rato en una plaza que había cercana a la ruta que decidió tomar. En aquel parque se encontró pegado en un árbol un cartel un, cartel de se busca. En él estaba su imagen, una dirección y un número de teléfono. De hecho eran tres, el de Ruv, el de Whity y el de T/N. Cuando terminó de ver el folleto se sintió muy feliz, triste, aliviada, preocupada, entre otras cosas, ver que se preocupaban así por ella le hacía sentir una bola de emociones. Era agradable, en cierta parte, ya que se sentía como un nudo en la garganta, y como una piedra en el estómago. Se recostó en aquel árbol, bajo el cartel, y se durmió. Un suave tacto que recorría su hombro la despertó. Era el amor de su vida, frente a sus ojos
Servente: ¡T/N!
T/N: Pensé que nunca te volvería a ver
Serv se colgó de su cuello, con los ojos vidriosos y la vista empañada por las lágrimas besó sus suaves labios, ambos/as se sonrojaron y T/N la volvió a besar, la tomó de los hombros y la ayuda a levantarse. Whity salió del auto y corrió a abrazarla. Ruv hizo lo mismo, el la ayudó a subir al auto. Se la llevaron a la iglesia. Cuando llegaron la inundaron en preguntas, ella las fue evacuando una por una, aunque seguía teniendo una duda ¿quién los había contactado? No le dio mucha importancia, quizá ni siquiera conociera a la persona de quien se tratara, lo que era muy probable, decidió... no preguntó. Dejó de darle tantas vueltas. Estaba feliz, feliz de estar con aquellas personas a las que amaba
T/N: Sabiendo que estás bien me quedo mucho más tranquil@. Aunque quisiera decirte algo, a solas
Ruv y Whity se miraron, T/N les señaló con la vista el comedor, ambos se fueron, puso la mano en la cadera de Serv, ella se le acercó y T/N le dijo al oído
T/N: Quieres venir a mi casa. Desearía poder hablar contigo de lo sucedido en estos dos días. Solo nosotr@s dos. Sin interrupciones
El tono en el que lo dijo la desconcertó un poco, ya que sus palabras le parecían de acosador, pero era tan suave que no pudo negarse a acompañarle. Ella le dijo a los chicos que se iría con T/N a su casa, y que cerraría la iglesia. Salieron y las puertas se cerraron tras ellos. Serv cerró con llave y los cuatro se marcharon. Whity se fue a la casa de Ruv para dejar que T/N y Serv hablaran tranquil@s. Cuando amb@s llegaron, abrieron la puerta y T/N pasó detrás de ella. Cuando cerró la puerta todo estaba a oscuras, Serv sintió los brazos de T/N enrroscarse a la altura de su cintura, sentía su suave respiración en el cuello, poco a poco sus cuerpos se fueron acercando cada vez más. Con tono sarcástico Serv dijo
Servente: ¿No se suponía qué íbamos a hablar?
Ella se quiso reír, pero en vez de una risa le salió un suave gemido. T/N puso su boca en el cuello de ella y le dio un pequeño y juguetón mordisco. Serv se estremeció. El mordisco fue seguido de varios besos, esto sin darse mucha cuenta de que le estaba dejando una marca, una marca de amor, pero a ella no parecía estarle molestando. Cuando alejo su boca de su cuello dijo con una voz juguetona
T/N: Vamos amor, disfruta el momento ¿O acaso quieres hacer otra cosa?
Servente se dio media y vuelta, beso nuevamente sus labios, l@ tiro contra lo primero que encontró, que por suerte era un sofá. Ella se la subió encima y se empezó a desvestir. Notaba que la miraba con ojos de deseo así que siguió.
Le empezó a desprender los botones de la camisa uno por uno , besando cada parte de su torzo desnudo en el proceso. Entre una cosa y la otra pasaron los minutos. Luego de eso se quedaron allí acostad@s, disfrutando el momento, abrazad@s, sintiendo el calor del otro. Así paso un tiempo, sol@s, en silencio, después de como media hora, aún se encontraban en el sillón. Ningun@ de l@s dos se quería ir de al lado del otr@.
T/N le dijo a ServT/N: Sabes
Servente: ¿Qué pasa amor?
T/N: No me arrepiento de nada, al principio tenía muchas dudas por lo que te diría, y cómo te convenseria de hacer esto, y tú, tú eres, no puedo ni describirlo. Te amo demasiado. Esas, esas son las únicas palabras que no se me anudan en la garganta cuando intento decirte algo
Servente: Jiji, yo también te amo. Yo tampoco me arrepiento de nada de esto, de hecho, yo también me siento un poco así, pero pensar en ti, me resulta demasiado, bueno cómo decirlo, me encantó, y lo volvería a hacer una y otra vez, aunque aquello fuese un pecado, yo lo cometería. Te amo demasiado como para no hacerlo