Pandora
Campanas de boda
Devon, Inglaterra - Hogar de los Selwyn
—Es hermoso —admiró Penelope Selwyn. Sus ojos bailaban por los brochazos del cuadro que estaba envolviendo— ¿A dónde planeas enviarlo?
—La casa de los Potter. Lily y James celebran su boda en unos días —Pandora suspiró y dibujó su mejor sonrisa para ella. Su madre pasó un brazo por su cadera y besó su frente, curando solo una pequeña parte de la gran amargura que amenazaba con romper su armadura de cristal.
—¿Cómo se encuentra Reggie?
Se encogió de hombros.
—No se deja ver mucho estos días.
La mirada de ambas voló instintivamente al retrato de sus cuatro mejores amigos. Ese que colgaba en la pared de su habitación. Evan, Barty, Regulus, Dorcas y Pandora, abrazados y sonriendo durante tiempos mejores.
La pérdida había sido difícil para todos, pero especialmente para Regulus, quien parecía culparse por el error que habían cometido.
Su última interacción dejó a Pandora con un muy mal sabor de boca.
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—¿Ni siquiera regresaron sus cuerpos?
—No —Regulus había evitado su mirada. Estaba exasperado. No dejaba de caminar de un lado al otro de la habitación, como si el mundo fuera a detenerse en cualquier momento—. Se los llevaron, como querían llevarse el de Orion.
—Espera —lo detuvo confundida, poniendo una mano sobre su hombro—Reg, ¿qué está tratando de hacer Voldemort?
—No lo sé —admitió con desesperación—pero pienso averiguarlo.
Esa conversación había tenido lugar hacía solo dos semanas. No había escuchado de Regulus desde entonces.
Nadie pudo hacer nada para prevenir las muertes de Evan y Barty, para el momento en que llegó la noticia ya era demasiado tarde.
Desde el principio fueron los soldados más obedientes, siempre gustosos de participar en cualquier misión a la que los apuntaran. Realmente nunca les interesó si la causa era o no correcta mientras pudieran tener un papel en ella. Barty, especialmente, estaba dispuesto a hacer lo que fuera por enervar a su padre.
Tal vez eso era lo que atormentaba a Regulus. El hecho de que siguieran los pasos del señor oscuro como sus más fieles acompañantes porque él no había tenido otra opción.
Unos meses atrás, los había descubierto saboteando el atentado al Callejón Diagon y desde entonces Voldemort los llevaba en su mira, esperando el momento en que cometieran otro error. No estaba seguro de por qué lo habían hecho, por qué decidieron rebelarse, y Voldemort no permitía que hubiera algo sobre lo que él no tuviera control.
Las lenguas venenosas de su círculo murmuraban que no hubo forma de hacerlos confesar por qué lo habían hecho, tiraron un hechizo tras otro, cortaron, rompieron e hicieron sangrar y gritar hasta que Barty fue obligado a usar el Avada Kedavra en Evan bajo el encantamiento Imperio y que, incluso entonces, Evan había abrazado la muerte como un viejo amigo, con una sonrisa de lado a lado. Barty había acabado con su propia vida solo segundos después, impidiendo que cualquier otro terminara el trabajo y, dejando así al señor oscuro sin su respuesta.
Tal vez esa era la misma razón por la que Regulus había desaparecido.
Pandora aún no terminaba de entenderlo todo.
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Amar requiere una inmensurable cantidad de valentía
FanfictionCuando Regulus no puede salir de la cueva, Kreacher toma la decisión de ir en contra de las ordenes de su amo y busca la ayuda de Pandora y los Merodeadores para salvarlo. o ¿Cómo hubiera salido Regulus de la cueva si los Merodeadores lo hubieran s...