𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 38

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Tenía una voz joven y hermosa similar a la de un colibrí, pero el tono era tan frío y retorcido que su belleza no se podía sentir.

Una pequeña figura surgió de la oscuridad.

"¡LL-Lucius!"

A diferencia de Blant, que se estremeció del susto y se encogió, Catherine se aferró a las rejas y suplicó.

"¡Lucius! ¡Ha pasado tanto tiempo! ¿Cómo te has sentido? ¿Has venido aquí porque estabas preocupada por tu tía?"

Lucius los miraba como una muñeca de porcelana.

Solo entonces Catherine sintió que la atmósfera era extraña.

"¿Lucius?"

"Tía, ¿lo recuerdas? Desde que eras joven, siempre codiciaste lo que yo tenía".

"¿Que?"

"Como tú lo dijiste antes, yo era un niño abandonado por mis padres, pero aún así recibía artículos valiosos de vez en cuando. Todavía lo recuerdo. La corbata adornada con joyas rojas".

¿No dijo que era vergonzoso mostrárselo a un invitado de honor?

¿O representaba el intento de caridad de un padre indiferente?

No podía recordar muy bien.

"Dijiste que era bonito, así que lo tomaste y se lo diste a tu hijo".

No era como si estuviera gritando o hablando con dureza, pero extrañamente le parecía intimidante.

"L-Lucius, escúchame...Aquella vez... ¡Pensé que no te había gustado...! Así que por eso se lo dí a mi hijo. ¿Te molestó eso? Lo siento, te compraré uno nuevo si eso quieres- "

"No importa. Eso no era importante para mí, pero tía..."

La mano de Lucius atravesó las rejas y agarró violentamente la barbilla de Catherine.

Catherine luchó, ya a pesar de la apariencia delgada del niño, no pudo escapar de su agarre fácilmente.

"A-Ah..."

La cara de Catherine estaba siendo aplastada entre las barras de hierro.

Los huesos de su cara se sintieron como si estuviesen siendo aplastados.

"No puedes tocar a mi hermana".

En el momento en que miró esos ojos carmesí, Catherine se dió cuenta tardíamente.

Ella cometió un error.

Felia no es alguien a quien pueda molestar a su antojo.

"Si hubieras intentado hacerme daño a mí, lo habría tolerado. Lo sabes, ¿no? De que mi madre siempre me regañó y golpeó. Es como mi madre decía, soy un niño malo, y es natural que se enoje, ya que soy un niño que da miedo con solo mirarme".

El cuerpo de Catherine tembló visiblemente.

Sus afiladas uñas se clavaron en la tierna carne de Lucius, pero la cara de Lucius permaneció en calma como si no sintiera dolor.

"No soy valiente ni inteligente como mi hermana. Sé muy bien que todo lo que tengo en la actualidad e incluso el dinero que estás codiciando, es de ella".

Al pensar en Felia, apareció una sonrisa en la cara de Lucius por primera vez en todo ese rato.

Era una sonrisa encantadora que podía hacer que cualquiera se enamorara de ella, pero Catherine sintió que sus extremidades se enfrían.

El protagonistas que crié está obsesionado conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora