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Después de revisar mi lista de pendientes, me decido por primero comenzar a organizar la casa. No hay tantas cosas sucias, ni tiradas, por lo que los minutos que tardo en recogerlos, se pueden contar con la palma de las dos manos, aun así, cuando termino de recoger, me agarro la espalda y suelto un suspiro exagerado.

—Ay, la vejez —murmuro.

Después de eso, aunque me hubiese gustado comenzar a ilustrar directamente, agarro un libro de los diez que me compré hace tres meses y, de los cuales, no he terminado ninguno.

Tengo que decir que, aunque me gustaría escribir un libro, no estoy tan obsesionada con la lectura directa, sin ilustraciones, sin embargo, recibí un consejo de una amiga hace algunos meses, sobre que lo mejor es adentrarme directamente en este extraño y maravilloso mundo de la lectura. Y, también, tengo que decir que, si no hubiera sido por su consejo, estos diez libros no estarían hoy aquí.

Tardo unos treinta minutos antes de poder pasar la segunda página, lo que me hace preguntarme si leer puede ser un talento que solo algunas personas pueden tener.

Dos horas después, apenas y voy por la décima novena página, por lo que dejo el libro de lado, pensando que quizá pueda mejor leer otro día.

Porque hoy, definitivamente, no es mi día.

Entonces, fue a partir de este momento que mi vida o, por lo menos, por el resto de la semana, volvió a su tono monótono que tanto me gusta.

Aunque el bloqueo aún permaneció en mí durante el resto de la semana, por lo menos, conseguí hacer dos ilustraciones a un buen pago, aunque no excelente. Pero, junto con los ahorros que he hecho en el pasado, y el hecho de que no tengo familia con la cual gastar dinero, este poco dinero que he ganado me es suficiente para no tener que vender mi pequeño edificio.

Aun así, siento que mi estilo está muy estancado..., es como si no pudiera mejorar, por lo que, en el resto de la semana, comienzo a enfocarme en otro tipo de estilo, algo más cartoon por así decirlo.

Lo que me llevó a ver varias películas de Disney, Tim Burton e incluso, las de Ghibli, para ver cuál de este estilo podría incorporar al mío.

A la vez, con las horas de prácticas aumentadas, no estuve entretenida en tener clientes, por lo que paré mis comisiones y cerré mi Instagram y Twilla, por donde más clientes tenía.

Oh, creo que no he mencionado esto antes, pero junto a Camilia (una sí apasionada por la lectura), hemos estado tratando de crear una cafetería de lectura.

Prácticamente, estaba destinado a ser un lugar donde las personas interesadas en leer vinieran. Incluirían libros de todos los idiomas, la mayoría traducidos al inglés; de todos los géneros, etc. Pero también habría todos tipos de cafés y tés para que las personas disfrutaran su estadía.

Sin embargo, este pequeño proyecto (por muy pequeño que fuera, ajá) nos ha costado mucho dinero, y también, no hemos conseguido las personas adecuadas para trabajar, por lo que este pequeño proyecto ha estado en paro por algunos meses (por 15 meses, para ser exactos), pero en estos días Camilia me ha vuelto a contactar, según ella, ya tiene a las personas adecuadas para hacer este trabajo, por lo que solo falta el dinero, que los dividiremos entre las dos, al momento de la paga.

Después de una llamada de dos horas de duración, decidimos que nos encontraríamos en dos semanas. Durante estas dos semanas, estaríamos planeando el diseño de la construcción del Café, junto a la arquitecta.

Pero eso sería dos semanas después.

Cuando termino la llamada, recuesto mi cabeza en la silla.

Me duele un poco la cabeza, así que la ilustración que estoy haciendo va a tener que quedar en segundo plano en este momento. Mierda. Además, no tengo ninguna pastilla para el dolor de cabeza y, para nada de los nada, estoy interesado en ir al colmado.

Cuando la primavera llegue, recuérdame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora