Capítulo 39: Enlazados

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Salió corriendo del castillo, visualizó a todo su alrededor, no vio al pecoso por ningún lado, sintió una ansiedad que duró poco el oír el rugido de Raskú, este le hizo una seña bajando una de sus alas para que lo montase y observarán por las alturas.

Al estar en el cielo, visualizaron todo el reino, no había rastro y es que Katsuki tenía una estupenda habilidad para ver desde las distancias, ya que la caza la realizan en el aire mientras montan sus dragones, pasó alrededor de una hora, decidieron salir del reino puesto que el pecoso seguramente huyó sin rumbo alguno, pero ¿hacia dónde? ¿debía ir al norte o al sur? La ansiedad estaba por golpearlo de nuevo, se abstuvo, hizo una inhalación que automáticamente le dio la solución, le indicó al dragón que descendiera un poco, después se concentró en él, su mente se puso en blanco mientras con su nariz agudiza el aroma, aquella feromona que pensó no volver a oler, volvió a sus fosas nasales puedo sentir el cosquilleo de la madera húmeda con toques de café al quemarse en el fuego, volver a sentir a Izuku de esa manera hicieron brotar varias chispas dentro de él, se sentía muy bien.

- Por allá – dice al indicarle con su dedo índice, hacía el norte.

El olor los guío a un paraje boscoso, el bosque se sentía un tanto tenebroso, pero eso no les importó, puesto que Katsuki está preocupado por el Alfa peliverde, y el dragón imperial por el huevo imperial que está en la bolsa del pecoso.

Voló por otros quince minutos más hasta dar con el peliverde, detenido en un pequeño lago, extraño y sospechoso al ver algo así en un bosque tan sombrío.

- Espera aquí – le ordena a Raskú.

- Pero... creo que tal vez yo... - el dragón consideró que él sería la mejor opción para hablar con Izuku, después de todo han estado juntos por 7 años.

- Dije que esperes aquí – ordenó esta vez molesto.

Raskú se sentó cual perro acata la orden de su amo. Katsuki camina lento pero seguro, Izuku está en un arrebato de irá, y no cualquiera, parece que su Alfa interior a tomado uso de su razón, por lo que está golpeando y destruyendo troncos y rocas a su paso, jamás lo había visto así, y la verdad no había ideado un plan, solo sentía que había llegado ese momento que tanto estuvieron evitando durante años, hablar.

Aunque ni Katsuki esta familiarizado con exponer sus emociones en palabras, ni Izuku esta ahora en todos sus sentidos para si quiera decir alguna palabra.

- Nos mintieron... - susurró entre un grito el Alfa al derribar un gran árbol.

- No lo hicieron para mal... - respondió por inercia el omega cenizo.

El pecoso volteo cual animal furioso, Kacchan pudo ver sus ojos verdes encendidos como un lobo cazando a su presa, tragó fuertemente saliva, es un mal momento pero le pareció jodidamente sexy.

- Tú lo sabías... - se acerca el pecoso al cenizo, quien retrocede un poco, toma el mango de su espada solo por prevención.

- ¡NO! – responde al instante.

- ¡¿PORQUÉ?! ¿PORQUÉ LOS DEFIENDES? – pregunta Izuku con furia.

- No los defiendo, sólo creo que podría entender un poco... - intenta explicar.

- ¿ENTENDER? ¿QUÉ PODRÍAS ENTENDER TÚ? – le recrimina. (Autora-san: ya cagaste mijo :v)

Esas palabras bastaron para encender una llama dentro de Katsuki, por años estuvo ardiendo, lo que retuvo por tanto tiempo, era hora de dejar que todo el fuego fluyera por sus venas.

EL HUEVO IMPERIAL (DEKU-KATSU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora