CAP 23: El Nuevo Rey

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Les comparto el link en los comentarios para que puedan leerlo más agusto por youtube :3

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Katsuki regresó de su misión especial, iba a tomar la ruta de regreso al refugio pero su instinto le decía que debía ir a la superficie, por lo que hizo caso a su intuición, tomó un atajo y subió por unas escaleras que lo llevo a un muro donde está el gran mercado de su nación, al salir, su mandíbula se tensó, su estómago se revolvió, quería vomitar, primeramente por el impregnante olor a sangre, fuego, y humo; y en segunda por lo que sus ojos veían...

Intento retener las lágrimas al ver que su pueblo había sido destruido, no quedó nada, no había ninguna casa en pie, las calles están llenas de tierra oscura, la vegetación tropical desapareció, quedan sólo rastros de cenizas, el aire es pesado, hay humo que debilita su visibilidad.

Corre, con el huevo imperial cargado en su espalda, se guía por el recuerdo de lo que antes había, para llegar a alguno de sus padres, esperando que no estuviesen tan gravemente heridos.

Se detiene en seco al distinguir el dragón imperial de su madre, está acostado de lado con varios tubos color negro atravesando su cuerpo, titubeo con temblor, lágrimas se acumulan en sus ojos, toco al dragón haciendo una oración, lo recorrió, gritando el nombre de su madre, no logra ver por la neblina, el eclipse solar apenas está desapareciendo.

Después cae de rodillas, la encontró, está ubicada en la panza del dragón imperial, una lanza le perforó el estómago, le hace falta un brazo, y tiene varios cortes en el cuerpo, llama a su madre débilmente, después suelta un respingo al ver que aún con algo de fuerza respira; corre hacia ella para intentar ayudarla.

- Madre...estarás bien, tranquila – rasga una de sus ropas para intentar detener un poco el sangrado.

- Cachorro... – le llama débilmente, levanta su único brazo para mover uno de los mechones de su rostro, acaricia su mejilla, el cenizo sostiene con fuerza la mano de su madre – haz crecido tan bien – un poco de sangre sale de su boca – sé que lo harás bien, serás un gran Rey – sonríe tiernamente – quiero verte usarla al menos una vez, por favor... – le ruega a su hijo tan amablemente, que no parecía ser ella.

El cenizo con lágrimas y temblor en sus manos, mueve con mucho cuidado a su madre, toma su capa, aquella capa roja tan característica de ellos, no usan coronas, no son ostentosos, la capa es lo que heredan al recibir el trono.

Mitsuki al verlo, sonríe ampliamente, la luz del sol a comenzado a salir, con ello mira un resplandor en Katsuki, que la hace sentirse orgullosa, no teme a la muerte, solo teme no poder ver más el crecimiento de su hijo.

- Ah...lo sabía...luces tan digno...mi pequeño cachorro... te deseo la mejor de las vidas... - con su último aliento dijo tan dulces palabras, cerró sus ojos, en su rostro quedó grabada la alegre y feliz sonrisa.

Katsuki no lo soportó y lloró su pérdida, una pérdida tan desgarradora, las lágrimas se acumularon, quiso gritar pero su garganta no pronuncia sonido alguno, se arrodillada en el suelo, cerrando sus manos en puños, golpeando fuertemente la tierra infértil, solo después de que sangre saliera de sus nudillos sintió dolor, con ello, dio un gran grito tan grave, tan fuerte y tan estremecedor que se pudo escucharse a varios kilómetros de distancia.

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Unos momentos antes, Má-cheng, Izuku y Raskú llegaron al Reino, la anciana decide ir primeramente al refugio esperando que Katsuki se encuentre ahí, sabe que ese es el protocolo cuando sucede una invasión o ataque, al llegar observa que no hay más de 1,000 personas, de los cientos de miles que eran, en su mayoría son niños, mujeres y ancianos; también hay dragonas en cinta o refugiando sus huevos, y dragones bebés. Pero la totalidad que había de dragones, no es ni el 30% de la población dragónica.

EL HUEVO IMPERIAL (DEKU-KATSU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora