Parte 1. Inicio de la historia

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-Y ésta es la última habitación, señorita- menciona la señora a cargo de la renta de la mansión enseñándole la habitación de la joven artista.
-Me parece bien. Sin embargo, creo que es muy extraño que esté alejado de la ciudad- exclama la joven extrañada.
-Esta mansión es muy antigua, señorita Ruth, además que anteriormente vivía una familia adinerada con un hija muy enferma, por lo que no querían ser molestados por los habitantes.
-Los entiendo...- al mencionar esto, empieza a observar por toda la habitación antes de tomar una decisión. De repente, se percata de una vieja muñeca de trapo rellena de paja, cabello oscuro, ojos negros, linda sonrisa y vestido morado cerca de la cama, -¿Y esta muñeca?
-Perteneció a la antigua familia y ahora me pertenece, quisiera pedirle si se puede quedar en esta habitación, ya que me trae recuerdos de cuando trabajaba como sirviente en este lugar.
       -Bueno, supongo que podría quedarse en un lugar que no me estorbe. De acuerdo, trato hecho.
       -Estupendo, prepararé los papeles para procederlos a firmar, ¿cuándo desea mudarse, señorita?
       -Esta noche, necesito mudarme de inmediato, ya que mañana inicio con mi primer diseño en mi nuevo trabajo. Solo iré por mis cosas a la posada y regreso de inmediato.
       -¡Perfecto! En cuanto regrese le tendré todo listo para que pueda mudarse.
        Y así fue, Ruth fue directo a la posada en la que se hospedaba, para revisar la mansión que había visto en renta en el periódico, recogió sus cosas y regresó a la mansión donde firmó el acuerdo con la señora y empezó a desempacar y armar los maniquíes que trajo para colocar sus diseños.
       En la noche es el mejor tiempo para empezar a diseñar, según ella, por lo que empezó a realizar sus trazos en papel para empezar el primer vestido que iba a crear para su trabajo.
       Sin embargo, sus ideas no eran tan buenas, según su criterio, por lo que la papelera se empezó a llenar de tantos dibujos rechazados.
      De pronto, un crujido se empezó a escuchar a su lado derecho, por lo que volteó y solo vio la cama al lado de la ventana y la vieja muñeca posada en el buró al lado izquierdo del colchón. Por lo que continuó con el boceto, pero volvió a escuchar lo mismo y al voltear se percató que la muñeca desapareció.
       Su corazón empezó a acelerarse de menos a más, en especial cuando observó su dibujo y éste había sido alterado. Comenzó a sentir una presencia a su lado izquierdo, haciendo que sudara frío.
       -Me gusta...
       Escuchó una dulce voz que hizo que saltara de su silla hacia el lado derecho donde se encontraba su cama para percatarse de la presencia que la acosaba, era la muñeca sentada contemplando el dibujo de la artista.
       -Pero me parece que quedaría más hermoso si se agrega volumen a la falda...
       Ruth suelta un grito desgarrador al percatarse que la muñeca le hablaba. Sin embargo, ésta no se movía ni un centímetro.
       -No te preocupes, no te haré daño. Me gusta la alta costura al igual que a ti.
       La joven asustada empieza a levantarse al ver que la muñeca no se movía para nada, solo hablaba de lo bonito que estaba quedando el diseño de Ruth.
       -¿Q-qué eres?- pregunta alejada del juguete aún desconfiada de él.
       -En mi antigua vida me llamaban Luisa... Luisa Edevane- menciona la muñeca aún sin poder moverse.
       -¡¿T-tu a-antigua vida?! ¡¿Eres un fantasma?!- menciona Ruth con escalofríos a lo largo de todo su cuerpo.
       -Podría decirse que sí, pero no soy un fantasma que se mueve flotando o con cadenas y sábanas, sino que uso esta muñeca para comunicarme y no puedo hacer nada más.
       -S-si eres un fantasma, ¿por qué no has podido cruzar al otro lado?
       -Simplemente... no quiero, me arrebataron mi vida a una edad temprana y quiero seguir adelante, aunque sea de esta manera. Pero hablo en serio cuando digo que no quiero hacerte daño, me gustaría ayudarte en tu diseño. En mi antigua vida realizaba puntos de cruz y la alta costura me fascinaba. Yo hice este vestido que estoy usando...
       -E-es muy hermoso...- contesta Ruth acercándose poco a poco al ver que la muñeca efectivamente no hacía nada malo.
       -Gracias, ¿te puedo ayudar con tu diseño? Sería agradable tener una amiga...
       -C-claro...
       Ruth empezó a tranquilizarse y a congeniar con Luisa, quien le ayudaba a tener ideas en sus diseños y poco a poco incrementaba la creatividad al mismo tiempo que convivía con la muñeca quien resultó ser muy agradable e ingeniosa.
       Pasaron los días y Ruth confiaba mucho en los consejos de Luisa, quien le brindó varias ideas que le encantaban a su nueva jefa, cada vez le pedía más y más diseños, hasta que le pidió la ejecución de uno de ellos para poder ofrecerlo en su tienda.
       Una noche, Ruth se encontraba descansando, ya que se tendrá que levantar temprano para empezar a realizar los patrones para su vestido. Sin embargo, a las 2 am escuchó un silbido muy tenue que pasaba a lo largo del pasillo fuera de su habitación. Observó a Luisa para asegurarse de que no haya sido ella pero no respondió, por lo que decidió echar un vistazo por afuera de su habitación abriendo la puerta poco a poco para evitar hacer tanto ruido y escuchar bien el sonido.
       Éste se escuchaba por el lado izquierdo bajando por las escaleras, así que agarró una lámpara de aceite y comenzó a caminar hacia donde se escuchaba el silbido. De repente, se topó con la puerta que daba hacía el ático y al abrirlo observó unas escaleras viejas que daban a un antiguo almacén.
       Al bajar volteó por todos lados para revisar el origen del silbido, cuando de repente, una rata blanca pasa entre las piernas de Ruth asustándola y dando un brinco observando el camino del animal, que daba directamente a una luz blanca azulada.
       Esta luz daba la silueta de una joven arrugada, de cabello largo, huesos traspasando la luz, una sábana que le cubría de los hombros para abajo y una soga que le colgaba del cuello. El silbido procedía de esta silueta que daba la apariencia de un auténtico fantasma que han narrado en los libros.
       Ruth se tapa la boca del susto, temblando y generando ruidos con la lámpara del espanto. De repente, el fantasma voltea rápidamente en dirección a Ruth y vuela directo hacia ella, quién se hecha a correr al sentirse agredida y acechada por éste.
       La joven corre en dirección a su habitación, el cual se siente a salvo ya que se encuentra en el tercer piso. Al llegar, cierra la puerta con llave y se esconde al otro lado de la cama con la esperanza de que este fantasma no atravesara las paredes.
       -Olvidé decirte que no fueras al sótano...
       Ruth escuchó la voz de Luisa, por lo que sale de su escondite a hablar con ella.
       -¿¡Q-quién es ella!?- pregunta Ruth confundida y asustada.
       -Era mi hermana, Marie Edevane, y no es buena persona...
       -¿¡Q-qué?! ¿P-por qué dices eso?
       -Ella estaba enferma de sífilis, por lo que mis papás empezaron a sospechar que era pr*stituta, así que fue excluida de la familia. Mientras que yo me dedicaba a la costura y a tocar el piano, fui muy querida por ellos. Por tal motivo, ella me mató de envenenamiento haciéndome creer que quería llevarse bien conmigo. Después de mi muerte, mis papás acusaron a mi hermana de asesina y el juez la sentenció a muerte por ahogamiento.
       -Y, ¿por qué sigue aquí?
       -Debido a sus pecados, en la muerte fue sentenciada a vagar en este mundo sin descanso por toda la eternidad. El silbido es la señal que nos dicta que ella está cerca, debido a que le sellaron la boca antes de ahogarla. Así que escuches lo que escuches, ¡no vayas al sótano!
       -Con toda esta historia, no creo que pueda seguir viviendo aquí...
       -Es inútil, si decides irte ella te seguirá. Esta habitación es la única que está protegida de su energía negativa, por lo que recomiendo que en cuanto escuches el silbido vengas aquí. Lamento no haberte contado antes, no quería asustarte con esta historia.
       Ruth se encuentra desesperada ante tal declaración, pero le queda claro que no hay otra alternativa mas que seguir las indicaciones de Luisa y hablar con la señora que le rentó su estancia en la mansión.

FIN DE LA PARTE 1

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