Parte 2. Desenlace de la historia

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El tiempo pareció eterno, el miedo se apoderaba de Ruth cada vez que pensaba en ese horrendo fantasma que invadía el sótano de su residencia, haciendo que cada segundo de la noche pareciera una hora.
       Al siguiente día, Ruth rápidamente levantó el teléfono y habló con la dependienta para pedirle que viniera a tomar una taza de té en lo que hablaban sobre la casa. A pesar de la falta de tiempo, la mujer aceptó la invitación para después de medio día poderse encontrar en la mansión.
       A las 2:43 pm tocan el timbre de la mansión, Ruth se encontraba en su cuarto cosiendo a mano aplicaciones para su vestido e inmediatamente bajó las escaleras para recibir a su invitada.
       -Buenas tardes- contesta Ruth.
       -Buenas tardes, señorita Ruth, ¿quería hablar conmigo?
       -Si, adelante, pase...
       La joven encamina a la dependienta a la sala principal de la mansión, preparándole una taza de té y sentándose un lado de ella con cierto nerviosismo...
       -¿Cómo le explico que una muñeca me habla y que vi un fantasma en el sótano sin que me vea como una loca?- pensó la jovencita con las manos temblorosas agarrando su taza llena, -M-me puede decir, ¿quiénes vivían en esta casa?
       -Una disculpa por la descortesía pero, ¿por qué el repentino interés, señorita Ruth?
       -Yo solo... quisiera saber quién era esa familia que comentó la vez que me mudé aquí.
       -No hay mucho que contar. Una familia adinerada que se dedicaba a la música.
       -¿Tenían niños?
       -Si, dos niñas.
       -¿Qué les pasó?
       -¿Por qué me está haciendo estas preguntas, señorita Ruth?- exclamó la mujer un poco exaltada.
       -Escuché rumores de que dos niñas vivieron aquí y una mató a la otra, ¿es cierto?
       -¡Por supuesto que no! Jamás le ocultaría algo tan atroz como eso.
       -Dígame la verdad, necesito saberla.
       -No sé de dónde saca esa historia, señorita Ruth, pero tengo que irme - la mujer de levanta tranquilamente y empieza a caminar hacia la puerta, -estoy muy ocupada y no puedo seguí escuchando historias como...
-La vi...- interrumpe Ruth a la señora, dejándola sin palabras y dándole la espalda a la señorita.
-¿A quién?- voltea de reojo a la señorita Ruth.
-A una de las niñas que fueron criadas aquí, en esta mansión.
-Eso es imposible, una de ellas murió de una enfermedad muy grave y la otra desapareció antes de que los amos dejaran este lugar.
       -Ví a la niña enferma- Ruth se levanta de su asiento y se acerca poco a poco hacia la dependienta petrificada frente a la puerta, -la niña que mató a su propia hermana...
       -No, señorita Ruth, no está bien que diga esas cosas. Debería dormir un poco, tal vez se encuentre cansada por el trabajo- abre la manija de la puerta.
       -Por favor, ¡escúcheme! No podré irme de este lugar, ya que ella me seguirá a donde vaya... ayúdeme- Ruth se siente desesperada al no saber qué hacer.
       -Si le da tranquilidad, traeré al Padre bendecir la mansión mañana por la mañana. Mientras tanto, trate de dormir un poco. Que tenga buen día, señorita Ruth- Cierra la puerta detrás de ella mientras la joven se encuentra observando la puerta sin saber qué hacer, pero un poco aliviada por la llegada del Padre. Lo único que tenía que enfrentar es la oscura noche.
       Ruth se quedó encerrada en su habitación para que Marie no pudiera entrar ni hacerle daño.
       Ella se dedicaba a coser su vestido en lo que observó a través del espejo del peinador a una rata blanca, la misma que vió en el sótano. Ruth volteó a ver a la rata quien se acercaba poco a poco a unas tijeras que había dejado la jovencita en el peinador, agarrándolas con su hocico y corriendo a toda velocidad hacia la puerta para salir por abajo de ella.
       Ruth necesitaba esas tijeras para poder cortar la tela, así que siguió la rata hasta llegar a la puerta de su habitación observando que el animal bajaba por las escaleras.
       -Solo será un momento...- se dijo a sí misma antes de salir de su alcoba y bajar por las escaleras hasta llegar de nuevo al sótano, la dirección que seguía el roedor.
       Ruth aterrada por la necesidad de entrar a esa parte de la mansión, abre la puerta con sus manos temblorosas y hecha un vistazo por el otro lado para asegurarse de que no haya moros en la costa, percatándose que efectivamente no había ni un alma allá abajo.
       Pasa del otro lado de la puerta buscando a la raya que había hurtado sus tijeras. Sin tener éxito, ésta se voltea en dirección a la puerta cayéndole la sangre a los pies y observar que la fantasma estaba justo atrás de ella.
       Ruth genera un grito de terror cayéndose hacia atrás y acorralándose en una de las esquinas de la habitación.
       El fantasma se encontraba observando a la muchacha con la rata blanca entre sus manos envueltas en una sábana que tiene puesta y el animal con las tijeras en su hocico.
       Momentos después se escucha el mismo silbido que se había escuchado una noche anterior y, posteriormente, el fantasma agarra las tijeras y empieza a cortar los hilos que traía amarrados en su boca, dejando escuchar de un silbido a un grito desgarrador.
       Al escucharla, Ruth empieza a colapsar hasta quedar en un trance. Esto afectó a la joven hasta el punto de tener una visión.
       En ésta se dejaba ver la mansión como si fuera nueva. Ruth se encontraba en el cuarto que actualmente es de ella y al fondo había una niña de cabello blanco ondulado muy hermoso tocando el piano junto a sus padres que les daba su constante amor y apoyo.
       Al otro lado de la puerta de la habitación se encontraba una niña calva y de ojos oscuros observando a la familia conviviendo juntos de manera molesta de tanto afecto que le daban a la joven pianista.
       Ella corrió por el corredor hacia las escaleras hasta llegar con la sirvienta, quien la reconfortaba por sentirse tan mal de la falta de afecto que le daban sus padres.
       La sirvienta le ofrece una peluca de color oscuro para que pudiera dejar de llorar, mientras se la ponía a la niña, ella le susurra algo en el oído, algo que Ruth no alcanzó a escuchar.
       Cambiando el escenario de la visión, observamos a la niña de cabello blanco dormida en su cama mientras la otra se acerca a ella y la empieza a a*fixiar a su hermana con una almohada. Posteriormente, la niña envuelve a la joven muerta con la sábana, amarrándolo con una cuerda y, con ayuda de la sirvienta, mueven el cad*ver hasta rio dejándola caer.
       Esto impacta de gran manera a Ruth, dejándole evidenciar que la niña de pelo blanco se parece al fantasma y la de la peluca es... Luisa...
       Después, la joven regresa en si dándose cuenta que aún sigue en el sótano.
       -Te dije que no te acercarás al sótano...
       Ruth se percata de estas palabras y voltea al otro lado, observando a la dependienta mirándola fijamente con una sonrisa y en sus brazos la muñeca que había ganado la confianza de Ruth.
       -¡¿Q-qué hace aquí?!- Ruth se sorprende de verlas juntas.
       -Señorita Ruth, ¿todavía no lo comprende? ¿No se ha preguntado de qué manera me mantengo tan joven después de varios años de servicio?
       -Ella y yo somos inmortales con todas y cada una de las almas que mantenemos atrapadas en este lugar, incluyendo a mi hermana - contesta Luisa de manera diabólica.
       -¿M-me mentiste?- responde Ruth decepcionada de su "amiga"
       -No te preocupes, ya no te voy a mentir- al decir estas palabras, la muñeca se empieza a quitar la peluca que tenía puesta, dejando observar varios ojos y rostros arrugados en la nuca de la muñeca de manera grotesca, - estarás muy bien acompañada.
       Luisa y la mujer bruja empiezan a absorber la vitalidad de Ruth, mientras en el fondo se observa a la joven fantasma generando un pequeño silbido, lamentándose por no haber podido ayudar a otra alma en pena.

Por más tenue que sea, escucha el silbidito...

Fin

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