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Capítulo 1

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Mi historia con Travis Kelce comenzó en un día soleado de primavera, uno de esos días en los que el mundo parecía lleno de posibilidades. Mi amor por el fútbol americano, y en particular por los Kansas City Chiefs, era inmenso. Pero había un jugador en particular que ocupaba un lugar especial en mi corazón: Travis Kelce. Su talento en el campo era impresionante, y su personalidad carismática lo hacía destacar aún más.

Era una tarde típica de Kansas City, y yo había conseguido entradas para asistir a un evento benéfico organizado por los Chiefs. Era una oportunidad de oro para conocer a algunos de los jugadores y sentirme parte de la comunidad. Pero lo que no esperaba era que mi encuentro con Travis Kelce cambiaría mi vida de una manera que nunca habría imaginado.

El evento se llevó a cabo en un hermoso salón de eventos, repleto de fanáticos apasionados que compartían mi amor por los Chiefs. Mientras disfrutaba de una bebida en la barra, noté que un grupo de personas comenzaba a aglomerarse alrededor de alguien en el centro de la sala. La curiosidad me ganó, y decidí acercarme para ver qué sucedía.

Cuando logré abrirme paso entre la multitud, lo vi. Travis Kelce estaba allí, alto, imponente y con esa sonrisa tan característica que iluminaba la habitación. Su presencia era magnética, y los admiradores que lo rodeaban intentaban atraer su atención con risas y comentarios. Me quedé paralizada por un instante, dudando si debía acercarme.

Después de un breve titubeo, respiré hondo y avancé. Cuando estuve lo suficientemente cerca, lancé un saludo tímido, apenas audible entre el ruido. Para mi sorpresa, él me escuchó. Giró la cabeza hacia mí y, con una sonrisa cálida, preguntó:
—¿Cómo te llamas?

—Soy Laura —respondí, tratando de mantener la compostura—. Soy una gran fan de los Chiefs… y de tu trabajo, por supuesto.

Él inclinó ligeramente la cabeza, como si evaluara mis palabras.
—Gracias, Laura. ¿De dónde eres? ¿De Kansas City?

—Sí, nací y crecí aquí. Siempre he apoyado al equipo, pero debo admitir que desde que estás en los Chiefs, los partidos se han vuelto aún más emocionantes.

Él dejó escapar una carcajada genuina.
—Bueno, intento darle un poco de espectáculo al asunto. Aunque mis compañeros me dicen que exagero con los bailes.

Sonreí, sintiendo que los nervios se desvanecían un poco.
—Esos bailes son legendarios. Honestamente, creo que deberían enseñárnoslos a los fanáticos.

Travis fingió pensarlo por un momento.
—Tal vez en el próximo evento haga un taller de celebraciones. ¿Te apuntarías?

Asentí, contagiada por su energía. La conversación comenzó a fluir con una naturalidad sorprendente. Me contó algunas anécdotas de su tiempo en el equipo, como la vez en que intentó una atrapada espectacular durante un entrenamiento solo para impresionar a Mahomes y terminó lleno de pasto mientras todos se reían.

—¿Y qué dijo Mahomes? —pregunté, intrigada.

—Nada que no me esperara: “No tienes que impresionarme, hermano.”

Ambos reímos, y sentí que por un instante, el bullicio a nuestro alrededor desaparecía. Le conté que mi pasión por el fútbol americano venía de mi familia, pero que ahora yo era la que animaba a todos los domingos.

—Así que eres la jefa de las gradas —dijo él, cruzándose de brazos con una expresión divertida—. Eso explica por qué nuestros partidos en casa siempre tienen tanta energía.

—Tal vez. Pero no sé si mi voz podría competir con la tuya en el campo.

Él negó con la cabeza, todavía sonriendo.
—Oh, no. Ustedes los fanáticos nos ganan siempre. Especialmente cuando hacemos algo mal.

Los minutos pasaron volando, y cuando la multitud comenzó a dispersarse, me miró con una expresión más relajada.
—Me ha encantado hablar contigo, Laura. Si te parece, podríamos seguir esta conversación otro día.

Mi corazón se aceleró, pero intenté responder con calma.
—Claro, me encantaría.

Intercambiamos números, y antes de despedirse, Travis me lanzó una última sonrisa.
—Sigue gritando fuerte desde las gradas. Lo necesitamos.

Prometí hacerlo mientras lo veía alejarse. Aquella noche, regresé a casa con el corazón lleno de emoción y la sensación de que mi vida acababa de tomar un giro inesperado.

Travis Kelce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora