Un beso de amor verdadero

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Los rumores corrieron rápidamente por La Academia de Magia de La Hoja; estudiantes y profesores por igual intentaron averiguar más sobre el incidente "Uchiha, Grieta y el ataúd".

El fascinante ataúd con una persona dentro después de haber sido recuperado fue llevado al salón de bienvenida, donde todos los administradores de la academia, el Gran Consejo y los Clanes del Continente e incluido La Reina de la isla la inspeccionaban.

—Ah, puedo intuir quien es... —dice La Reina con un pesado suspiro. Ella mira a todos y vuelve la mirada aquel cofre—. Jinchuriki, Uzumaki Naruto. Príncipe del antiguo Imperio del Sol, heredero de las Tierras del Remolino.

—¡Blasfemia! —grita Koharu, la única mujer mayor del consejo.

Todos guardan silencio, pero no dejan de mirar a su reina. Ella se recarga contra el trono y mira al techo.

—Ciertamente es blasfemia, un imperio caído y olvidado por una maldición no es nada agradable de escuchar.

—¿Cómo puedes probar que es él? —pregunta Hiashi, el patriarca de la Casa de la Luna.

Tsunade, la reina, chasquea la lengua y todos se encogen en sus asientos, pero nadie vuelve a replicar o a exigir su palabra.

—El emblema en su pecho, mirando más de cerca no creo que sea una broma.

—¡Es solo un cuento de hadas! —grita Inoichi—. No hay forma que aun siga con vida incluso si está bajo el sueño eterno, las maldiciones envejecen conforme muere el conjurador.

Tsunade frunce el ceño y mira a Kakashi, él asiente como si le diera el visto bueno.

—Entonces probaremos aquí y ahora que es él. ¡Traigan a Uchiha!

El solo escuchar el apellido hace que la sala se llene de discusiones y conversaciones acaloradas.

Uchiha Sasuke, Clan del Fuego. Aquel que había provocado tal embrollo y que se mantenía confinado por culpa de su "Grieta" y siendo interrogado, ¿Qué podría hacer él ahora con este problema o siquiera solucionarlo?

La puerta se abre en un chirrido y todo vuelve al silencio incomodo y tétrico.

Los pasos se marcan como un tic tac del reloj y observando a su invitado todos murmuran. Él alza la cabeza queriendo verle la cara a su reina, pero por culpa del trono tan alto no es del todo posible.

—Sabes porque estás aquí, ¿verdad? —su pregunta retumba entre las paredes—. Uchiha Sasuke.

—Ejecución.

—Lo que la mayoría quisiera para ti ahora, —menciona con burla Tsunade, igual de colérica que todos los demás por su descuido—, pero no. Estas aquí para ayudarnos a terminar y arreglar tu desastre.

—¿Eso es un perdón? —pregunta con voz monótona, apretando los grilletes encantados aún más en sus muñecas para suprimir sus emociones.

—Solo si haces lo que te digo al pie de la letra.

Sasuke no espera un perdón y absolución, pero si puede borrar la mancha que ha creado en su familia está dispuesto a todo.

—¿Y qué es?

—El ataúd... acércate a él.

Sasuke frunce el ceño, pero guiado por un guardia se acerca a dicha cosa y se para a su lado.

Todos se alzan sobre sus asientos, expectantes. La reina Tsunade muerde sus labios, sus ojos miel brillando en dorado junto a la joya de su frente por su magia única. Su familia había esperado aquello por mucho tiempo.

Érase una vez un príncipe de cuento de hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora