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HANNAH DECIDIÓ sentarse unas mesas más alejadas de dónde se supone que estarían Will y Layla. Miro a su amiga dándole una sonrisa de aliento.

La rubia tomo su celular comprobando la hora, ya había pasado media hora y Will aún no aparecía, noto como el ánimo de su amiga caía poco a poco. Hannah realmente estaba deseando que Will apareciese y dijera que había tenido un accidente o algo así.
La mesera se había acercado a Layla pero ella le pidió unos minutos más con la poca ilusión que le quedaba, vio como la flor en el jarrón que había se marchito.
Se levantó de su asiento y camino en dirección a la mesa de la pelirroja.

—Se lo que dirás Hannah...—le dijo la pelirroja con voz triste.—No puedo creer que me olvidará.

—Es un idiota, juro que lo voy a golpear.

—No tienes que hacer eso sabes que odio las peleas...pero olvídalo, quizás le pasó algo y...

La rubia observo la expresión llena de tristeza, colocó su mano sobre la de Layla dándole ánimos.
Will tenía tanto que explicar.

—¿Quieres comer?—le pregunto, ella si estaba hambrienta.

—No...—Layla se levantó dejando dinero.—Come tu, lamento haberte arrastrado aquí por nada, disfruta la comida, es un lugar lindo.

—Layla no...

—Nos vemos mañana, Hannah.

La pelirroja se marchó dejando a la rubia con palabras en su boca.

¿Que le veía Layla a Will?
No lo entendía.

Llamo a la mesera para ordenar, la mujer suspiro dando las gracias de que al fin ordenarán. El lugar ya casi estaba vacío, ahora se daba cuenta de cuánto su amiga espero a Will.









































Termino de comer con tranquilidad, les dejo un mensaje a sus padres de que ya estaba volviendo hacia su casa, estaba segura de que ellos estarían llenos de preguntas respecto a su salida, ya era un poco tarde y ni siquiera había avisado nada.

—¿Ya has terminado...?—se dio vuelta reconociendo esa voz de inmediato, el chico sonrió al reconocerla.—Hannah, hola.

—Hola...—le saludo, vaya que Warren se veía distinto, su cabello estaba atado en una coleta y tenia una remera sin mangas haciendo que sus brazos musculosos resaltaran.—No sabía que trabajabas aquí...¿quieres sentarte?

El chico miro en dirección a su jefa que estaba ocupada, termino aceptando y se sentó frente a ella. Prendiendo con la yema de su dedo la vela que estaba en el centro de la mesa.

Hannah sonrió nerviosa.

—¿Has venido sola?—le pregunto Warren con curiosidad.

—Estaba acompañando a Layla pero tuvo que irse.—le contestó sintiendo un malestar al ver la flor marchita frente al pequeño jarrón.

—Hannah...¿Tu realmente no crees nada de lo que dicen de mi?

—No, no lo hago.—le respondió con simpleza.

El chico la miro a los ojos por unos segundos, luego desvío su mirada hacia otro lado.
El teléfono de la rubia sonó, ya debía irse.

𝗝𝗨𝗗𝗔𝗦, warren peaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora