𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝒾𝓃? - 𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝟦

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Era un beso lento y lleno de pasión, si bien Jeongin no sabía describir lo que sentía, pero su corazón si y eso bastaba para él, pues este latía como loco al sentir de ese modo al peligris.

Changbin lo había tomado de la cintura mientras que Jeongin movió sus manos a la nuca y mejilla del mayor para profundizar el beso. Movían sus cabezas desde su propia izquierda a la derecha con la intención de hacer el beso más duradero y profundo.

No pasó mucho para que el beso finalizara por la exigencia de sus pulmones para respirar. Yang cerró sus ojos, leves jadeos salían de la boca de ambos.

—Y... ¿estamos.. bien?— La voz del peligris denotaba algo de preocupación y duda. La primera por haber provocado la destrucción de su amistad y la segunda por si al abrir la boca la cagaba.

—De nuevo.

—¿Qué?.

—Bésame de nuevo, Hyung— Ordenó.

Acató la orden, pero este beso era diferente: era brusco, necesitado y lujurioso. Jeongin había mordido el labio de Seo para meter su lengua en la cavidad contraria con la intención de llevar el control de aquel beso.

Sus acciones se vieron interrumpidas cuando él más bajo lo tomó de las caderas y lo estampó contra la pared aprovechando la desconcentración del rubio metió su lengua en la boca contraria tomando el control.

Las mejillas del más alto tenían un leve sonrojo, tímidamente llevó sus manos a la trabajada espalda de su Hyung, aferrándose con fuerza a esta.

Pequeñas cantidades de saliva caían por la comisura de sus labios y el exceso de esta misma provocaba fuertes chasquidos.

No había nada que pudiera arruinar ese momento.

—¡Oigan! No soy su madre para estar llamándolos a cada rato para que bajen a comer— O tal vez si.

Minho quedó sorprendido con lo que veía, ambos menores se separaron de inmediato.

—¿¡Qué coño le hacías al bebé!?

—Ahh... ¿nada?— Retrocedió un paso.

—¿Cómo que "bebé"?

—Es que eres el bebé de la casa, Innie— Le respondió el peligris, que seguía alejándose lentamente.

—¿Por qué tanto grito?— La cabellera azul del mayor de la casa se hizo ver.

Jeongin se tapó la boca al recordar lo que le había hecho la mañana anterior.

—Nada.

—Se estaban comiendo la boca como animales.

—Como tú y Jisung dirás.

—Te doy 10 segundos de ventaja, Changbin.

—Nada de eso, Hyung. Ahora sálganse los dos, después bajamos a comer— El rubio empujó a ambos mayores —Shu, largo, váyanse, váyanse— Antes que pudieran reclamar o volver a entrar cerró la puerta con seguro.

—Me salvé por ahora, pero mañana empezarán los preparativos de mi funeral— Dijo suspirando a la par que se sentaba sobre su cama.

—Eres un dramático— Se subió a su regazo moviendo levemente sus caderas.

—Jeongin, espera— Lo tomó de la cintura parando sus movimientos —No sé si sea buena idea. No pienses que no quiero, solo que-

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