Capítulo 14

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Le costó levantarse al día siguiente. Odiaba madrugar, y a pesar de la ducha rápida que se había dado, aún no se había despertado. Ese día iba a necesitar una buena capa de maquillaje que cubriera esas grandes ojeras que destacaban en su pálida cara.

Salió del piso con el tiempo justo, y como luego le iría a buscar Tom para llevarle a la comida (era su agente, y estaba invitado para hablar de los aspectos del contrato), pues llamó un taxi y dejó su coche en el garaje.

Ese día también trabajaba con Paul. Se le veía algo distante tras su discusión del día anterior, pero no estaba de humor para tratar de hacer las paces. Se había levantado con mal pie y ese día todos iban a pagar su mal humor.

El primero fue el peluquero, al darle un buen tirón de pelo cuando trataba de alisárselo con el secador.

—Quita, que no quiero quedarme calvo—gritó Bill cogiendo unas planchas.

Se peinó él mismo, como en los viejos tiempos. Se dejó el pelo perfectamente liso y una vez que vio que todo estaba en su sitio, fue a ocupar su lugar ante la cámara.



Trabajó duramente esa mañana, sonreír cuando no tenía ni pizca de ganas...requería toda su paciencia. Casi gritó de alegría cuando les anunciaron a él y a todos los modelos que la sesión había terminado y todos habían hecho un trabajo excelente.

Se dirigió a por sus cosas mientras consultaba en el móvil la hora. Habían quedado a comer a las 2 y eran las 12 y media, le daba tiempo a volver al piso y cambiarse de ropa. No le gustaba la que había elegido esa mañana estando aún medio dormido...

—Bill, ¿comemos juntos?—preguntó Paul.

—No puedo, he quedado—contestó Bill sin mirarle.

— ¿Nos vemos más tarde?—insistió Paul.

—Paul, por favor—dijo Bill tratando de no gritar—No sé qué haré, ya te llamaré si me aburro.

Cogió su bolsa de mano y se la colgó al hombro resoplando. Salió del edificio donde había tenido lugar la sesión de fotos y una vez en la calle localizó el coche de Tom, tan puntual como siempre.

—Llévame al piso un momento—pidió nada más entrar en el coche.

—Bill, que se nos hace tarde—advirtió Tom.

—Solo quiero cambiarme de ropa—resopló Bill con cansancio.

Tom le imitó, pero aún así le llevó. Le vio entrar a todo correr en el dormitorio mientras dejaba caer la cazadora al suelo y se quitaba la camiseta con cuidado de no despeinarse.

Mientras le esperaba paseando por el salón. Sus ojos se fijaron en el sofá y de repente lo recordó todo. La llamada que había recibido de David...esa conversación pendiente...

— ¿Bill? —llamó dirigiéndose al dormitorio.

Bill no le contestó, se estaba poniendo otra camiseta cuando el sonido del móvil le hizo pegar un salto. Lo cogió y vio que era un número desconocido, no lo iba a atender pero pensando que podía ser un trabajo que le había surgido de improvisto, no le quedaba más remedio....aunque siempre era a Tom a quien llamaban en esos casos...

—Bill, no te entretengas—metió prisa Tom entrando en su dormitorio—Además, tengo que hablarte de un tema.

—Será un minuto, no seas pesado—murmuró Bill resoplando.

Se dio media y cogió la llamada al tiempo que ponía el pelo a un lado con un gesto de la mano.

— ¿Hallo?—saludó sin muchas ganas.

Cuando menos te lo esperasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora