hug

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Moverse por la mansión era como moverse por laberintos, sabía donde se encontraban las habitaciones importantes como la oficina de Black Hat o su laboratorio, pero de alguna manera siempre terminaba descubriendo un nuevo cuarto inexplorado, nunca se daba el tiempo de indagar más, por supuesto que tenía curiosidad, pero no podía complicar más los planos de la mansión que había conseguido formar en su cabeza, en especial si la habitación resultaba ser o un lugar al que no debería entrar o algo que no le sería de utilidad. La biblioteca de la mansión era como un laberinto más pequeño dentro del caos completo, pero había aprendido a moverse dentro de ella, claro que tenía algunas pequeñas señales que le ayudaran a saber que no estaba dando vueltas en círculos, pero tampoco es como si necesitara una señal gigante llena de luces para volver a la puerta de entrada.

Sus días han sido una completa basura últimamente, no hay otra manera de describirlos, desde la captura de héroes que, aunque terminan siendo exitosas, la mayoría de las veces, por no decir todas, se vuelven un dolor de cabeza debido a la filosofía de existo-luego-pienso de Demencia; luego estaba el rechazo de Black Hat hacia sus nuevos trabajos, no era un rechazo total, él siempre hallaría la forma de aprovecharse de la basura para vendersela como oro a los villanos idiotas, pero sabía que si normalmente hacía un trabajo mediocre ante sus ojos, esas semanas habían sido diez veces peores; no ha dormido bien, quizás tres horas en dos noches, ha pasado despierto días enteros antes de caer en la cama para terminar por descansar menos de la mitad delo que supuestamente debería dormir un hombre de su edad.

La noche anterior había sido la peor por lejos, un infierno comparado con el resto de los días, los hizo lucir como un paraíso, por supuesto que su jefe había notado su ineficiencia y eso lo había hecho ganar un buen recordatorio de que Black Hat puede deshacerse de él con facilidad si deja de serle útil, aún podía sentir las heridas abiertas en su vientre, pero ya ni siquiera habían cicatrices; decidió que lo mejor sería continuar con las investigaciones, la biblioteca era tranquila y era la mejor manera de evitar un dolor de cabeza ¿Qué podía salir mal leyendo libros y haciendo anotaciones? Recorre los libreros de la planta baja hasta llegar al área sobre las lenguas no-terrestres, había conseguido descifrar la gran parte del abecedario de un idioma desconocido para él, si lograba aprenderlo tendría acceso a una buena cantidad de información de libros que jamás había pensado en tocar por el hecho de que estaban escritos con palabras que desconocía por completo, era mucho decir teniendo en cuenta que tenía conocimiento sobre casi el 80% de los idiomas de la Tierra.

—¿Cómo tienes el tiempo de revisar cada uno de estos libros?

La voz lo toma por sorpresa, Flug suelta un grito antes de echarse para atrás cayendo sobre su trasero, Simone mantiene su mirada sobre él, luciendo más divertido que preocupado, su rostro se siente caliente cuando lo escucha reír, no está seguro de si es por lo vergonzoso que es que se esté burlando o si se trata de lo lindo que luce cuando sonríe y de lo hermosa que es su risa.

—¿Te he asustado? Discúlpame, hago lo mejor que puedo para evitarlo, pero creo que ser asustadizo es parte de tu naturaleza —Su risa se calma, tiene una mirada enternecida y Flug sabe que de poder tocarse lo habría ayudado, pero las cosas no son de esa manera, así que se pone de pie por su propia cuenta, pasando una mano por su espalda para calmar el dolor de la caída—. No me has respondido.

—¿Ah? ¿Me repites la pregunta?

—¿Cómo te da el tiempo para leer todo lo que hay aquí?

—No lo hago, no lo he conseguido todavía —explica tomando uno de los libros del estante, pasa las hojas con rapidez, revisando por encima el contenido hasta hallar algo que podría serle de utilidad, entonces lo colocaba en el carrito— ¿Cómo me encontraste? Nunca habías venido aquí conmigo.

LA FELICIDAD QUE NO PODEMOS ALCANZAR | dr. flugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora