Capítulo O1

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— ¿Dónde está Nayeonie? —pregunta la omega con una sonrisa en rostro emocionada por ver a la madre de su cachorro, y claro, su destinado.

Mira atrás suyo levantando una ceja al no recibir alguna respuesta de los guardias que Nayeon había asignado para que “cuidaran” de ella, aunque tuviera más que claro que podía protegerse por si sola.

— ¿Dónde está mi alfa?, responde. — pregunta exigiendo el paradero de su linda alfa mientras arregla su camisa con logos de conejitos y pequeñas zanahorias, un lindo regalo de una de las mucamas que atendían en su hogar.

Los guardaespaldas se miran y niegan, ignoran a la omega sabiendo que puede pasar si desobedecen, tenían prohibido decir alguna palabra del paradero de su jefa si esta no los informaba primero.

Era una regla.

— ¡¿Dónde está MI Nayeonie?! —Mina los mira, formando una sonrisa en sus rechonchos labios, con una idea formándose en su mente. Luego agrega —Sí no me dicen tan solo en unos minutos, o, segundos... —levanto el bate de béisbol que adoraba la oficina de su alfa —este bonito palito de aquí, estará enterrado hasta lo más profundo de cada uno de sus cuerpos.

Una sonrisa traviesa y cínica aparece en los labios rechonchos de la más baja. Los guardias se miraron entre sí tratando saliva al no poder decir algo, con el pulso a mil, uno de ellos abrió su boca capaz de pronunciar alguna palabra cuando la puerta de oficina fue abierta. El momento perfecto.

Fueron salvados.

— Minari, tan solo te deje un momento. — Nayeon aparece suspirando con una sonrisa cansada, pero animada cuando vió a su omega dejar caer el bate y correr hacia ella.

Los pequeños bravitos de la pelirosa rodearon a la más grande, tratando de esparcir sus feromonas en cada parte de la alfa, los betas miran expectantes antes de sonreír, cosa que no dura mucho cuando la omega les da una señal para que se retiraran.

La omega pronto se obliga a separarse de su amada alfa.

— ¿Dónde estabas Nayeonie? — muestra sus colmillos, logrando que su compañera retroceda con una sonrisa en labios, escuchando la voz suave, pronto salir baja y aterradora. — Estabas con esos omegas bonitos ¿cierto? — los ojos azules se llena lentamente de lágrimas antesala de tratar de aferrarse a su cuerpo.

Un temblor asomándose.

Nayeon rueda los ojos sonriente, su compañera se ha vuelto una gran pequeña actriz.

— Con quien más podría estar ¿eh?, si tengo a la omega más hermosa del mundo. ¿Qué digo? Del universo. —los ojos de la pelirosa observaron con detenimiento a su alfa antes de tirar de la coleta de cabellos negros cuando vuelven a estar unidas en un abrazo — ¡Oye! ¿Por qué? —un sonido lastimero vuelve a salir de su garganta antes de acariciar de sus propios cabellos.

— Solo me gusta tu coleta —la omega admite sonriendo jalando de niego la coleta.

— Pequeña omega traviesa. —se burla Nayeon atrayendo a la más bajita entre sus brazos para cargarla hasta el sillón de terciopelo rojo vino. — ¿Cómo está mi pequeño pedacito de dulce? — Mina se acomodó, dejando su cabeza sobre el hombre contrario, levantando su camisa con suavidad, tocando su vientre posando y desnudo a la vista.

— Tu hijo me hace vomitar todos los días, sin importar en que lugar este, es tu culpa. —la omega grita en un pequeño berrinche acariciando su vientre, captando y haciendo reír a la alfa — ¡¿TAN DIFÍCIL ERA PONERTE UN ESTÚPIDO CONDÓN?!

Los ojos de Nayeon se abrieron con demasiada antes de ahogarse con su propia saliva. Sí, así era su Mina, su preciosa omega.

— Pero ¡Minari! — Nayeon interrumpe, es silenciada cuando sus labios fueron capturados por los suaves besos de su pelirosa.

Mina era su todo, por lo que, nunca se arrepentiría de nada.

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historia original de ifsdoety, gracias por dejarme adaptarla <3

myoui's property.  [minayeon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora