Capítulo 10

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°~Recuerdos~°

Luz Noceda

- Habrá una alumna nueva el día de hoy, quiero que todos la reciban con los brazos abiertos, ¿está bien?

- Si, maestra.

Todos dijeron al unisono y se mantuvieron atentos a la puerta, sobre todo por simple curiosidad, esperando que la nueva chica entrara, lo que no tardó más que unos cuantos segundos desde que la maestra le indicó que podía pasar.

Su presencia fue el detonante principal para que comenzaran a escucharse las pequeñas risas de parte de los demás, pero no significaban una burla, era de todo menos eso. Alegría, coqueteo, sorpresa, y muchas más emociones que no logré comprender en ese instante se sentía en el ambiente de manera tan clara que hasta el maestro consiguió detectarlo.

- Hagan silencio, recuerden mantener respeto por quien será su compañera de clase - El tono de su voz fue lo suficientemente firme y serio para que el salón quedará en completo silencio - Por favor, preséntate.

- Claro - ¿Por qué no se ve tan nerviosa? - Buenos días, soy Amity Blight, tengo 15 años y realmente es un placer estar aquí.

Leves aplausos que se intensificaron en pocos segundos consumieron el ruido en el salón, no me quede atrás y también aplaudí, no tan fuerte a decir verdad, pero lo suficiente para demostrar mi admiración, el cuerpo de aquella chica temblaba y esto era más notorio en sus manos, pero sus nervios no fueron un impedimento para dar una buena presentación ante toda la clase, era algo corto, pero significativo; de haber sido yo, simplemente me hubiese sentado en cualquier asiento vacío sin el valor suficiente para dar aunque sea un mínimo saludo a los demás.

El maestro le permitió tomar asiento en cualquier puesto vacío, no eran muchos pero habían opciones con respecto a eso. No fue una decisión complicada, simplemente escogió uno de los asientos cercanos a los demás, mi mirada se mantuvo atenta a ella, esa leve esperanza que tenía en que tal vez se sentaría cerca de mí se esfumó por completo, pero ya era algo común en cierta parte, permanecer en los asientos del fondo era una leve calma para mi considerando el hecho de no tener que interactuar con otros, pero aún así llegaba a sentirse solitario.

Realmente ni yo comprendía que era lo que quería para mí en ese momento.

Solté un pequeño suspiro y me limité a tomar mi cuaderno de apuntes para la clase que el maestro daría en ese momento. Solo bastaron unos pocos segundos para que mi interés por las palabras que emitía aquel profesional fueran suficientes para aburrirme y lo único que había en la hoja del cuaderno eran simples garabatos sin sentido que logré hacer en cuestión de segundos con el bolígrafo que sostenía en mi mano. No logré concentrarme aunque lo hubiese querido, mi mirada se mantenía fija en la ventana del salón, no había nada interesante que observar más que el cielo un poco nublado en señal de que iba a llover en cualquier momento y las hojas volando por el viento que las arrancaba de las ramas del árbol que se encontraba en el patio. Era otoño, así que las hojas se desprendían fácilmente con un pequeño empujón que les proporcionaba el aire afuera.

Tomé el bolígrafo con cierta firmeza entre mis dedos, moviendolo de un lado a otro con el objetivo de crear un pequeño ritmo que solo yo comprendía en ese momento, mientras que en mi mente se reproducía una de las canciones que escuchaba casi a diario, aunque realmente no era relevante decir de cual se trataba. Mis pensamientos estaban tan inmersos en la letra imaginaria que mi voz interna repetía con cierta emoción que no me di cuenta de que el maestro se acercó a mí.

Mis reflejos actuaron de manera inmediata y lo miré con atención, tratando de fingir que mi concentración estaba por completo en su clase, aunque, por su expresión era claro que no pude conseguirlo.

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