Panqueques y algo nuevo...

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Era viernes por la mañana, Merlina despertó por que unos pájaros estaban cantando en su ventana. Estaba encorvada sobre su máquina de escribir, con las teclas pegadas a la piel de su cara. "Debo haberme quedado dormida aquí..." Estiró la espalda, haciendo sonar sus articulaciones. Se levantó lentamente y se dirigió al baño del dormitorio. Se miró en el espejo y notó que tenía marcas de las teclas en su mejilla, frunció el ceño ante su reflejo... "Ya te estás volviendo débil...patético..." Le dio la espalda al espejo, abrió la ducha y dejó que el agua fría fluyera, entro a la ducha y dejó que el agua cayera en cascada sobre ella, ahogando sus pensamientos...

Una vez que salió de la ducha, notó que eran solo las 6 de la mañana, suspiró y se vistió rápidamente. Salió de su habitación y se dirigió hacia las escaleras, al pasar por la habitación de Enid, se detuvo en seco, escuchando los ronquidos que venían de la habitación de su compañera de cuarto... Se rió entre dientes... "Cachorro dormilón..." Susurró, sonriendo levemente. Ella continuó y bajó las escaleras. Aparentemente, todas todavía estaban durmiendo y estaba agradecida por esto.  Entró en la cocina y decidió preparar desayuno para todas, ya que ya estaba despierta de todos modos.

Merlina reunió los ingredientes y cosas que necesitaba para hacer café y panqueques, su expresión era tranquila y concentrada. Comenzó llenando la máquina de café con granos oscuros y aromáticos, midiendo cuidadosamente la cantidad perfecta para una infusión fuerte. El rico aroma del café recién hecho comenzó a llenar el aire, creando un ambiente acogedor. A medida que el café se filtraba, pasó a la masa para panqueques.

Merlina echo la harina medida en un tazón para mezclar. Agregó la cantidad justa de azúcar, una pizca de sal y una pizca de su ingrediente secreto favorito, el cacao negro en polvo, dando a los panqueques un tono único y ligeramente más oscuro. Con meticulosa precisión, rompió los huevos en el tazón, batiéndolos hábilmente en la mezcla hasta que logró una consistencia suave.

Dejó reposar la masa, mientras precalentaba una sartén en la concina, las llamas proyectaban un resplandor misterioso a su alrededor. Cubrió ligeramente la superficie con mantequilla, creando un sonido chisporroteante mientras echaba la masa en la sartén, formando círculos perfectos. Los panqueques comenzaron a cocinarse, sus bordes volviéndose dorados.

La concentración de Merlina se mantuvo inquebrantable mientras volteaba los panqueques con un movimiento de muñeca precisa y controlada. El aroma de los panqueques calientes llenó la cocina, mezclándose con el aroma del café recién hecho.

Una vez que los panqueques se cocinaron a la perfección, los colocó en una bandeja, creando una pila inquietantemente hermosa. Los adornó con un chorro de miel de frutos rojos, el color contrastando con los panqueques dorados. A su manera única, agregó un toque de elegancia oscura al desayuno.

Con todo preparado, puso la mesa, colocando la pila de panqueques y humeantes tazas de café en el centro de la mesa. A pesar de su comportamiento estoico habitual, había una sensación de satisfacción en sus ojos cuando dio un paso atrás para admirar su trabajo.

Mientras tanto, una Yoko muy somnolienta, todavía en pijama, se tambaleo entrando la cocina, chocando suavemente contra los mostradores. "Buenos días..." dijo bostezando. Sacudiendo ligeramente la cabeza despertándola un poco más. "...Tú...hiciste el desayuno?" Preguntó Yoko, ahora completamente despierta.

"Así es. Pensé que todas estarían hambrientas después de... la noche que probablemente tuvieron..." Merlina dijo a secas.

Into You (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora