La lluvia caía sin cesar, golpeando el suelo con una insistencia monótona que parecía amplificar el lamento de la tormenta. El cementerio, en medio de la noche oscura, estaba envuelto en una atmósfera de melancolía y misterio. Los árboles desnudados por el invierno se mecían al ritmo de los vientos, y los charcos en el suelo reflejaban la pálida luz de los relámpagos que rasgaban el cielo.
Samantha avanzaba con paso firme a través de las tumbas, su abrigo empapado y su cabello pegado a su rostro. Cada semana, desde la muerte de sus padres, había venido aquí, buscando consuelo en la quietud del cementerio. Este lugar, a pesar de su tristeza inherente, había adquirido una especie de sacralidad para ella. Las lápidas, bañadas en la luz intermitente de los relámpagos, parecían observarla en silencio, testigos de su duelo.
Mientras caminaba, Samantha reflexionaba sobre cómo la vida se había vuelto tan diferente desde que perdió a sus padres. Había una paz extraña en el cementerio, una tranquilidad que encontraba en la soledad de este lugar, lejos del ruido y la confusión del mundo exterior. La tormenta parecía un reflejo de su propio caos interno, una metáfora del dolor que sentía.
A su lado, caminaba Sebastián, un amigo de la infancia que, aunque intentaba mantenerse firme, claramente se sentía incómodo. La lluvia se había convertido en un torrente, y el trueno resonaba con una intensidad que hacía temblar incluso a los árboles.
Con su rostro iluminado brevemente por los relámpagos, no podía ocultar su nerviosismo.
—¿Estás segura de que tenemos que hacer esto esta noche? —preguntó, su voz temblando ligeramente mientras el trueno retumbaba en el cielo.
Samantha miró a Roier, como lo llamaba de forma cariñosa, con una mezcla de gratitud y determinación.
—Si, necesito estar aquí. Lo hago todas las semanas —respondió, intentando infundirle una dosis de su propia fortaleza.
Roier miro alrededor, su expresión de inquietud creciente.
—No sé si esto es una buena idea, con esta tormenta... —dudó— tal vez deberíamos regresar.
—Solo un momento más —insistió Samantha—. Mis padres solían decir que la lluvia no era más que la tristeza del cielo, y yo solía pensar que tal vez era el mejor momento para hablar con ellos.
Roier se quedó en silencio, sabiendo que no podía convencerla de irse. Sin embargo, cada trueno y cada relámpago parecían aumentar su ansiedad. Samantha, inmersa en sus pensamientos, se sintió un poco aislada por su propia determinación. Se aferraba a la esperanza de encontrar algún tipo de consuelo en la conexión con sus padres, a pesar de lo absurdo que podía parecer en medio de la tormenta.
Conforme más se acercaban a donde se encontraba la lápida de sus padres, un ruido inusual interrumpió el silencio. Samantha se detuvo y giró la cabeza hacia el sonido, su corazón acelerado. Entre el estruendo de la tormenta, pudo distinguir un murmullo de voces bajas y pasos que no coincidían con el ritmo de la lluvia. La curiosidad y el temor la llevaron a acercarse sigilosamente hacia el origen del ruido. Roier la siguió de cerca, pero su nerviosismo se hizo evidente cuando el trueno resonó nuevamente.
—Samy, ¿segura que esto es una buena idea? —preguntó, su voz temblando. Se abrazó a sí mismo, tratando de mantenerse calmado mientras el ambiente se volvía cada vez más inquietante.
A través de la cortina de lluvia, Samantha vio una figura agachada junto a una tumba demasiado familiar para su gusto. Sus ojos se agrandaron al observar a un hombre dándole la espalda hurgando en la tumba. La escena era tan surrealista que su mente tardó un momento en procesarla. A su lado, una mano aparentemente flotante, de color pálido, estaba moviéndose entre las sombras. Junto a él, un hombre muy alto, de apariencia imponente y casi espectral, observaba con calma.
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I Almost Kill You┊Riverducción┊
Fiksi PenggemarSer un Addams significaba muchas cosas diferentes, en su mayoría buenas. Lamentablemente, todo Addams tenía que pasar por una maldición de la que no podían escapar. Enamorarse de alguien "normal" nunca estuvo entre sus planes, y ella jamás pensó que...