The Mind of Sahara

II

Los seres humanos son difíciles de comprender, pero fáciles de persuadir.

Cuando consigues tener cierto grado de madurez, comprendes que en la vida la mujer es considerada débil y que, gracias a eso, existen miles de hombres dispuestos a provecharse para conseguir, destruir y saciarse a nuestra costa.

Es casi molesto pensar que muchas de las mujeres se han resignado a aceptar todo con tal de no caer en discusiones; la frase "es el ciclo de la vida" la usamos como excusa para permitir comportamientos de mierda, juzgándonos a nosotras mismas por lo que sucedió, aunque no tengamos la culpa, prometiéndonos no volver a caer en ninguna trampa masculina después de ser psicológicamente manipuladas para hacer cosas que en el fondo no teníamos la intensión de hacer.

Es un asco, pero es la razón por la que se han creado tantos libros para ayudarnos a entender la conducta masculina. Una solución para evitar exponemos a los hombres sin estudiarlos o conocerlos, sin saber lo que es planear cada uno de los escenarios posibles y usar cada uno de ellos a nuestro favor.

Tal vez por ello mi vida no ha sido tan mala a la hora de relacionarme con hombres.

A diferencia del modelo femenino convencional y recatado vinculado a las familias ricas, donde las mujeres son el eslabón débil, a mi desde pequeña se me enseño que ser mujer, era ganar; no existían los escenarios donde no podía hacer algo para ser una triunfadora. Todos esperaban que me adaptara a las normas y expectativas sociales; a cumplir un rol de mujer pasiva y sumisa en la vida. Pero las mujeres de mi familia me ayudaron a entender que, en este mundo vil, eso es solo una fachada. Es una estrategia.

Los "no puedo" eran remplazados por "no es conveniente" y se me inculcó que había momentos donde la razón debía reinar sobre los deseos del corazón.

Los famosos pretendientes o novios.

Papá jamás hablo de ellos y mama decía que "no era el momento correcto". Pero claro, una persona joven que cree que se las sabe todas es una potencial victima para que el desastre la arrastre hasta que aprenda las lecciones.

Recibí mil clases de la vida sobre "qué no hacer" y creo que tantos traumas me han encaminado por el camino correcto. Mis traumas me ayudaron a darme cuenta de que no puedo llamarme a mí misma "victima", ni renunciar al placer y al poder que tengo.

No me convertí en un robot sin sentimientos, incapaz de caer en las trampas del amor. Pero he aprendido que no se trata de no caer en la trampa de ningún hombre, si no de ser inteligente y saber el momento correcto para nadar hacia una red; todo se basa en dejarse atrapar por voluntad propia cuando tienes todos tus lados cubiertos para una situación de desastre.

Sentir mucho es hermoso, ¿pero sentir fuerte cuando tus lados vulnerables están asegurados? es una jodida maravilla. Y para ello, hay que saber utilizar un arma fácil de esconder: la manipulación.

No se trata de manipular a una persona para que sea un esclavo, la vida no es tan fácil. Hay una fina línea entre el poder de manipular con astucia y dañar a otra persona. Bajo ninguna circunstancia aprovecharse de la vulnerabilidad emocional de una persona es algo correcto. Lo que si debemos hacer para salirnos con la nuestra, es manipular la situación, no a la persona. De otro modo, es en vano. ¿Alguien realmente querría emparejarse con una persona que solo le mintió desde un inicio y que prácticamente solo la ilusionó con una personalidad que no existe? La respuesta es obvia: no

Así es como logras llevar la delantera. Diseñas un plan y manipulas la situación. Cuando lo tienes, puedes hacer el paso dos: seducir.

De joven le tenía miedo a esa palabra, pero ahora creo que la seducción es una herramienta que todas las mujeres deberíamos aprender a usar a nuestro favor y no en nuestra contra. Porque cuando sabes seducir, sabes cómo conseguir lo que quieres, sea lo que sea: éxito, diversión, venganza, dinero, amor... Es un arte que se perfecciona con el tiempo y, por más que quieran vendértelo, no se puede aprender en un libro o en una clase; la seducción se va puliendo con la práctica y la experiencia, con el acierto y el error.