AYSHA
Me encantaría decir que ir a visitar a mi padre a la empresa es una de mis actividades favoritas del mundo, pero mentiría.
Él siempre quiere tener el control sobre mí y aunque es quien se encarga de mantenerme hasta terminar mis estudios, se le está yendo un poco la cabeza.
Soy lo suficientemente mayorcita como para hacerme cargo o preocuparme yo misma de mis propios problemas. Problemas que en la vida del señor Booysen se resumen en una palabra. "Negocios" Si papá le diera un poquito más de importancia a otras cosas que no tuviesen que ver con su bolsillo, se daría cuenta de lo que realmente quiere su hija. Y no, no es seguir el legado familiar. Mis deseos están a millones de años luz de llegar a parecerse a las empresariales o economía, carreras que he tenido que tomar gracias al sustento familiar -Mi padre, otra vez-.Al terminar la última clase del día, me acerco a casa. Un pent-house que papá puso a mi nombre y que está a cinco minutos andando de la universidad. Dejo el material y me cambio con un estilo que no es para nada el mío, solo para aparentar que soy una niñita elegante y de buena familia. Que se noten los millones que tenemos en el banco. Nótese la ironía.
Papá, o el señor Booysen -como debemos llamarlo en cuanto ponemos un pie en el gran rasca cielo que es Booysen & Holding- tiene la fe puesta en mi de que algún día sea la directora y ejecutiva de esta, su empresa. El mayor logro que ha conseguido jamás.
Esto significa que tres veces por semana debo presentarme en su oficina y escuchar mil y un sermones sobre todo lo que tengo que entender.
Algo que claramente no podría importarme menos.Las oficinas quedan a una hora de la zona residencial, por lo que no es una opción ir dando un paseo. Cojo el Aston Martin que papá me regaló nada más cumplir los 18, hace tres meses, y hago una paradita en el Starbucks. Necesito un pequeño subidón antes de soportar horas y horas de charla. Por no hablar ya del frío que hace. Oslo es tan gélido que es un milagro no terminar congelado. Con decir que estamos en septiembre y el termómetro marca los 9 grados de temperatura. Nunca nada es suficiente a la hora de abrigarse.
Mi móvil empieza a sonar dentro del bolso y como de costumbre, tardo un poco de más en encontrarlo y contestar.-Dime.
-¿Es esta la forma de saludar a tu novio? -Escucho una reprimenda al otro lado.
-Garret, perdona. No he mirado quien llamaba y he supuesto que era mi padre. Ya sabes lo intenso que es...
-Mmm. De acuerdo.
-¿Necesitas algo? -Pregunto al no tener pista sobre la razón por la que llama.
-Ah, sí. Verás, como el fin de semana tengo que viajar para cerrar el trato con los rusos, he pensado que esta noche podríamos tener una cita romántica en casa. No sé, tú y yo, solos, sin interrupciones.
-¿Cuando nos han interrumpido en una cita?
-Ya me has entendido.
-Perdón...
-Deja de disculparte. -Vuelve a molestarse.
-Vale, per... Queda claro. ¿Y no podría ser mañana? Tengo mucho trabajo acumulado, tareas que hacer, informes que presentar. La profesora Liv no es muy paciente que digamos.
-Mañana imposible. Recuerda que tenemos una gala en la residencia del primer ministro y van a reconocer mi ascenso. ¿Lo habías olvidado?
-¡Por supuesto que no! -Sí...
-Bien. Entonces nos vemos en casa a las diez. Pediré tu comida favorita.
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JUEGO SUCIO
RomanceTengo una obsesión con Haile 'O Neill y no consigo superarla. Sé que en cualquier momento me va a llevar a conocer el infierno, y no voy a hacer nada para evitarlo. No puedo sacar de mi cabeza a Aysha Booysen, hasta el punto de querer ser mi herma...