Capitulo uno: ¿Un poco roto?

88 10 1
                                    

Solo faltaban dos años para convertirse finalmente en un fiel pastor de su señor quien gracias a su misión divina que el habia decidido encomendarse de convertirse en un pastor quien guíe a las almas alejadas de este de su dios quien le parecia hermoso en todo los sentidos como con solo unas cuantas palabras el sentía que su alma desde a dentro y fuera era curado purificado pero justo cuando salia de aquel templo volvia a sentirse sucio sin derecho a seguir con su tarea de preparación para guíar a estas almas perdidas si el era una de estas fuera del templo del señor.

Nunca supo como paso solo supo que ese joven el que le pidio un par de indicaciones en Francés algo que perfectamente entendío como en su preparación para ser sacerdote habia aprendido unos cuantos idiomas (solo eran tres) pero afortunadamente el francés era uno de ellos, solo atino a asentir al extraño sintiendo una sensación algo electrica al sentir tal precencia algo que nunca habia sentido antes. Este extraño frances se presento como André Pierre Gignac, indicandole que le llamara Gignac con un hermoso u preciso español el devolvio el saludo como pudo solo tomando su mano sintiendo escalofríos.

Su madre estaba tan orgullosa de el, era su lindo niño cristiano el guiaria a todas esa almas alejadas de dios a su creador para poder tener al menos un poco de piedad cuando este llegara a la tierra eso era lo que decía ella siempre recalcaba que este tendria piedad por todos los que le rezaban sin parar llamandolo buenos hijos de dios dándoles la paz eterna en el paraíso — ¿Asi que pronto te convertiras en padrecito?— hablo Edson sacándolo de su ensoñacion ellos siempre platicaban de amenidades depues de una mañana de domingo de misa, eran los mejores amigos junto con su fielo amigo Sebastián quien no habia podido asistir al estar enfermo, su familia pidio algunas oraciones pero realmente no creia que fuera tan grabe esa enfermedad ya que el domingo pasado lo vio tan radiante y alegre — Supongo que si... — solto sin mas, mirando a los chiquillos del catecismo quienes jugaban sin temor a pecar por que solo eran niños, vio como Edson sacaba unos cigarros de su bolsa y pronto empezó tener un pequeño debate interno si lo que haria su descarado amigo dios se lo perdonaría por acompañarlo — No deberías hacer eso, eso cuenta como un acto impuro según los diez mandamientos....— pronuncio con palabras nerviosas, rascando su cabez sin mirar a Edson — Estoy harto de esa mierda Diego, toda esa mierda religiosa te esta consumiendo — escupio con con falsa calma, el de ojos bicolor solo bajo la cabeza — Sabes, yo solo vengo aqui por puro compromiso con mis jefes, pienso que toda esta mierda religiosa es grotesca — este prendio el cigarro fumandolo sin mirar al mas pequeño — Uhm, lo siento Edson no era mi intención simplemente no puedo parar con esto — hizo puños sus manos llevandolos a su cabeza con frustración — No es tu culpa —  este tiro el cigarrillo aplastandolo tomando del mentón al de ojos bicolor acercandolo en un beso acalorado sin mas Diego solo pudo empujarlo asustado grito — Mandamiento numero seis NO COMETEREAS ACTOR IMPUROS — con histeria en su voz y nerviosismo claro solo pudo intentar rezar pidiendole perdón a dios por el beso que disfruto callendo sobre sus rodillas sin percatarse que su querido amigo Edson se habia ido después del empujón que le dio solo pudo pedir perdón sin parar sus rodillas estaban magulladas pero el seguía con oraciones rogandole que lo dejara ser puro para guiar a los corderos de Dios como su amigo quienes no tienen a su Dios en su corazón, rogandole que pudiera ayudarle a el con su terrible problema con querer cometer y pensar en esto actor impuros.

Catedral podrida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora