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al final, felix se quedó dormido acurrucado contra minho, quien luego de unas horas se decidió en llevarlo a su cama para que duerma más cómodamente. aunque fue difícil hacer que lo suelte a la primera, felix lo abrazaba como un koala y no lo dejaba ir. revisó la hora y ya pasaban las doce, quizás dormir sería una buena idea.

como pudo cerró su laptop y la dejó sobre la mesa de la sala, además de sus cuadernos y demás cosas, para luego hacer una maniobra y hacer que felix enrosque sus brazos en su cuello, para que así él pueda alzarlo desde los muslos y llevarlo con más facilidad. caminó hasta el cuarto de felix y abrió la puerta, entrando en éste. despegó una de sus manos del cuerpo de felix para desarmar la cama y poder dejarlo dentro de las sábanas, pero cuando iba a hacerlo el menor tomó su mano, sin intenciones de soltarlo.

soltó una suave risa, bueno, al parecer ahora tendría que dormir con él. se quitó el hoodie, dejándose puesta la blusa y los pantalones deportivos, para luego meterse bajo las sábanas junto a felix. apenas termino de acomodar las sábanas, sintió unos delgados brazos abrazar su cuerpo firmemente, y una cabellera rubia enterrarse en su cuello.

si fuese por él, ya estaría muerto de la ternura. a minho le parecía sumamente tierno aquello, una muestra de cariño muy bonita. sus ojos se cerraban y comenzaba a sentirse cansado, por lo que no rechistó y cayó dormido al instante.

inconscientemente abrazó la cintura de felix y pasó su pierna por sobre las contrarias, encerrándolo entre su cuerpo de una manera cariñosa. felix durmió cómodo, con la cabeza en el pecho de minho, sintiendo los tranquilos latidos de su corazón.

[...]

la mañana siguiente fue entre cómica y sorpresiva. felix se despertó con su alarma y se encontró encerrado entre los brazos y piernas de su roommate, y con su rostro peligrosamente cerca del suyo. la universidad podía esperar un rato, estaba demasiado cómodo allí. felix se acomodó entre los brazos de minho, para así poder admirarlo. una sonrisa se pintó en sus labios y sus mejillas tomaron un color durazno, resaltando sus pequitas.

minho se levantó media hora más tarde, con felix durmiendo plácidamente sobre su pecho. unas inmensas ganas de besar sus mejillas se instalaron en el corazón de lee, pero no iba a hacerlo. no le gustaba felix, ¿cierto? lo veía sólo como un amigo, creo. tomó su celular que estaba en la mesita y lo encendió, mirando la hora. ¡eran más de las nueve y media! ya había faltado a dos clases, estaba perdido.

se removió en su lugar, dispuesto a levantarse y darse una ducha rápida para irse a la universidad. también para despertar a felix y decirle que haga lo mismo. cuando quitó sus manos de su cintura felix despertó inmediatamente, removiéndose sobre el cuerpo de minho y quejándose un poco.

borrow a kissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora