𝐕𝐈𝐈.

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Unos días después, todo volvió a la tranquilidad; la madre de Taehyung no se había enterado de aquel incidente, Jungkook terminó pagándole a Yoongi lo que había costado el jarrón (cosa completamente innecesaria pero, vamos, es Min Yoongi) y demás. Era fin de semana, lo cual para Kim significaba leer en la noche bajo la luz de la luna en un pequeño "refugio" detrás de su camioneta; con una pequeña manta alcolchonada, la luz del interior del auto encendida, un par de bocadillos y latas de gaseosas en un pequeño refrigerador portátil.

Se había alejado de la ciudad para irse a lo que sería un poco el campo, deseaba relajarse sin necesidad de estar encerrado en su casa y aguantar la constante presencia de Jungkook en ella porque, si, el menor iba constantemente a visitarlo y vivía metido en donde Taehyung siempre iba; es decir, le andaba pisando los talones por donde el mayor fuera.

El aire fresco pegaba en su cara, dándole una ligera sensación de alivio en su interior al mismo tiempo que cerraba sus ojos de manera vigorosa a la noche tan espectacular que había tomado para disfrutar de su lectura. Podría sumergirse en el libro que sostenía entre sus manos una y mil veces, sin cansarse ni tampoco detenerse, pero era un momento en donde deseaba disfrutar el ambiente así que decidió darse un tiempo pequeño para todo en su mini picnic nocturno.

Decidió caminar suavemente entre la hierva del lugar, dejando que la brisa del viento se posara como una caricia en toda su cara y sintiendo su mente despejarse de cualquier pensamiento que no le convenga o le malogre la situación.

Y tan pronto como quiso volver al interior de su camioneta, sintió como una moto se encimaba hacía él de manera ligera y constante por lo que no le permitió actuar al instante, obteniendo así a la persona frente a él en un abrir y cerrar de ojos. El corazón de Taehyung latía a mil por hora e inconscientemente se echó hacía atrás sin más, aunque todo su miedo e inquietud se desvanecieron a reconocer a la persona sobre el vehículo.

— ¡Sos un tarado! — con un tono hostil y trémulo, su voz se quebró por los recientes acontecimientos que lo habían dejado casi con el corazón entre sus manos. — ¡¿Quién te pensás que sos como para venir de esa manera?! — empujó a Jungkook una vez que el menor se acercó a su hyung, queriendo abrazarlo como disculpa, pero Taehyung se quitó antes de que pueda volver a intentarlo. Las lágrimas amenazaban con salir e inmediatamente correteó hasta su camioneta, ignorando la presencia del pelinegro.

— ¡Hyung, esperá! — Jungkook se adelantó, cortando sus pasos y por ende, haciendo que el mayor choque con su pecho de manera instantánea. — Perdón... N-No era mi intención, no pensé que sería tan malo... — su voz se entrecortó y se sintió muy mal en un instante, envolviendo en sus brazos al mayor sin darle tiempo a alejarse. — Si, soy un estúpido e idiota... Pero, por favor, perdóname.

Ahora ya no importaba, el castaño hundió su rostro en el pecho de su vecino y envolvió la cintura de este mismo con sus brazos mientras intentaba llorar de manera silenciosa. Solo se preguntaba como es que Jungkook sabía el punto exacto dónde él se encontraba porque, si nos ponemos a pensar, Taehyung estaba en medio del campo sin rastros de ninguna otra cosa que no sean él y su pequeño momento en donde puede despejar su mente de todo, y todos.

Jungkook tragó saliva nerviosamente mientras envolvía a su hyung con sus brazos y colocaba su cachete sobre la cabeza del mismo, con una expresión arrepentida y lastimera.

Unos ligeros golpeteos dentro de su pecho comenzaron a retumbar en sus odios, pues su cuerpo estaba lleno de tensión debido a las acciones de mal gusto que había hecho y no sabía cómo recompensar aquello para dejar de escuchar el suave llanto de Taehyung.

Iba a ser una noche larga...

estúpido jeon, kooktae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora