30 días de OTP [ Rengoku x Akaza ]

🌻Felación y Misionero 2/2🌻

Akaza no podía disimular su cara de placer ante el inexperto rubio de mechas rojizas como el fuego chupando su hombría, simplemente perfecto como la luna, mejor dicho, como el sol y su distancia entre la tierra entre cientos de años luz.

El rubio chupaba con la misma dificultad de ya hace más… ¿30 minutos?, donde Akaza no hacía más que reír y suspirar, porque como ya sabemos el dolor, no lo sentía, ¿no?.

- Kyojuro, eres tan tierno. - jadeo el pelirrosa contento de semejante espectáculo, acariciaba la mejilla del rubio el cual tenía sus ojitos de fuego empapados de las lágrimas y su rostro rojo con gotitas de sudor bajando por su frente, simplemente precioso, ¿quién diría qué este chico tan determinante y apasionante que soñaba casarse con una buena mujer se la estaba chupando a un demonio?, posiblemente Sanemi o Tengen lo golpearían hasta morir, no a Kyojuro, no, pero si a Akaza.

El rubio seguía lamiendo y chupando el glande del demonio, utilizando su inexperta boquita dando besitos con sus lindos labios los cuales estaban rojos, muy rojos, demasiado rojos diría cualquiera. El rubio tenía los nervios de punta, no lo estaba disfrutando lo suficiente, tristemente ya que le dolía la boquita de semejante trabajo tan agotador para el, de lo cual el demonio se percató.

-Kyojuro… - Llamo el demonio preocupado de su solecito el cual al escuchar su nombre ser mencionado paro y saco el miembro de su boquita el cual estaba lleno de saliva.

-¿Si?. - Preguntó nervioso el rubio mirando fijamente al más bajito de los dos, el cual se veía bastante preocupado a pesar de haberlo disfrutado, porque a pesar de todo quería mucho al rubio, lo amaba y aunque le encanta pasar momentos placenteros con él la prioridad es, obviamente el, su precioso rubio con los ojos más lindos que había visto, posiblemente en 300 años desde la muerte de su ex prometida.

- Si te sientes cansado y agobiado puedes contarme, no escondas tus sentimientos por hacerme sentir bien. - dijo con preocupación el demonio acariciando la mejilla de su solecito.

- Akaza, la verdad si me siento un poco agobiado pero no es importante, estoy bien. - Esas palabras hicieron hervir la sangre de Akaza, ¿cómo qué no era importante?, su rubio era importante y más, odiaba esas faltas de autoestima en su pequeño rubio, no lo soportaba, para nada. - Rengoku Kyojuro, puedo ser un tonto a veces pero eso no impide que me preocupe por ti, porque te quiero y si te sientes agobiado no hay problema, dímelo y no escondas tus verdaderos sentimientos. - Hablo el demonio un poco berrinchudo agarrando las mejillas de su amado el cual estaba sonrojado y con los labios algo abiertos por la sorpresa de sus palabras.

La verdad no era la primera vez que Akaza era así con él, pero eso sí, era rara la vez que era así y se sentía demasiado especial cuando se comportaba de esta manera, Akaza se acercó al rostro de su chico plantando un pequeño beso en sus suaves labios cálidos que eran tan diferentes a los suyos los cuales eran fríos como la nieve y eso, los hacía opuestos complementarios.

- Kyojuro, te quiero mucho y quiero que nunca lo olvides porque como te dije, eres especial e importante, de los mejores cazadores de demonio que he visto en tanto tiempo, eres encantador y dulce y te ruego que nunca cambies tu humanidad y valores por más dura que se ponga la situación, ¿si pequeño?. - Dijo el mayor de los dos, Kyojuro no decía nada, estaba en completo silencio sonrojado hasta la médula.

- Está bien. - Dijo el menor con una pequeña sonrisa el cual recibía mimos de parte del demonio, este mismo le hizo una coleta para hacerle sentir más cómodo y menos abrumado, lo cual consiguió fácilmente con unos cuantos minutitos de mimos y cariñitos al rubio el cual estaba tan contento, lo cual era el significado de hacer el amor.

Y hablando de amor Akaza decidió ser suave con su rubio está vez, acostandolo suavemente en el futón lleno de centenares de almohadas, acariciando sus piernas y besandolas delicadamente, sentía arrepentimiento por haber sido brusco con su rubio las primeras veces, cosa en la que está trabajando arduamente ante sus impulsos, pero todo eso lo dejaba por amor y por complacer al rubio haciéndole sentir querido y amado, se quería matar por todas las veces que lo hizo llorar por sus impulsos.