Capítulo 03. ◈

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—¿Qué pasa, Quackity? —Roier preguntó

—¿No crees que eso es muy fuerte?—pregunté

—Es ficción Quackity, además a ti no te debería importar, solo es un gay estúpido, ¿No?— punto para Roier.

—Um, cállate— mordí mi labio.

—Bien chicos, las grabaciones empezarán la próxima semana— indicó Rubius.

—¿Tan rápido?— Spreen frunció el ceño.

—Sí, hay que terminar este proyecto cuanto antes— Roier estaba emocionado.

—¿La película o las grabaciones?— Rubius habló.

—Las grabaciones— suspiré.

—Bueno, tenemos todo el año. — Roier revisó una carpeta.

—¿Qué clase de vestuario y maquillaje van a ocupar?—preguntó Spreen.

—Faldas y tutús rosas como te gusta— bromeé.

—El que usará tutú aquí eres tú—atacó.

—No usaré tutú— dije fastidiado.

—Hablando de eso, Spreen, quiero que te preocupes de que Quackity aprenda a ser más fino, tú entiendes— Rubius palmeó su espalda.

—Lo siento, pero no entiendo—reí.

—Tienes que hacer muy bien tu personaje, Quackity — Roier habló.

—¿Estás diciendo que actuó mal?— dije incrédulo.

—Nada de eso, de hecho eres muy bueno—alagó.

—Gracias— murmuré.

—El punto, es que este personaje es muy diferente a los otros, digo has actuado de "galán" roba chicas, folla chicas y todas esas mierdas— lo interrumpí.

—No es para que descalifiques mi trabajo— lo indiqué con el dedo.

—Indicar con el dedo, eso no lo haría alguien con clase— Roier levantó una ceja.

—¡Todo el mundo hace eso!, no me vengas con tonterías, además tú estás diciendo groserías, eso tampoco lo haría alguien con clase— bien Quackity.

—Te ha jodido, Roier — Spreen rió.

—¡Se callan!, y Spreen, por favor, enséñale— Roier rodó los ojos.

—No necesito que me enseñe nada— crucé mis brazos.

—Lo haré— miré a Spreen sorprendido, maldito.

—¡Entonces, Fuera!— y ahora qué le pasa a éste.

—Hey, Roier, tranquilo, no es para que te alteres— Rubius se acercó hasta él.

—Sí, Roier, no te alteres— hablé.

—¡Fuera!— me gritó.

—Te veo en una semana entonces— reí.

—Te sacaré a patadas, Quackity — ahora entiendo su actitud, está actuando, es un viejo truco para sacarme de quicio y responder mal ante la situación, pero conmigo no funcionará

—Adiós. — Me despedí.

—Quackity, ¿puedo ir contigo?— La voz de Spreen me detuvo.

—No— seguí caminando.

—¿Me llamarás entonces?— volví a detenerme.

—No, Spreen— puse los ojos en blanco.

—Te ayudaré, recuerda— llegó a mi lado.

—De verdad, no necesito que me enseñes— dije lo más calmado posible.

—Pero quiero hacerlo, vamos, todos saldremos beneficiados de esto— susurró.

—¿Y qué ganas tú con esto?—pregunté.

—Estar contigo— sus mejillas se ruborizaron.

—Lo que pasa, Spreen, es que yo no quiero estar contigo y tú no lo entiendes— sus ojos se volvieron a cristalizar.

—No seas tan duro— balbuceó.

—Está bien— suspiré.

— mañana, en mi casa, a medio día, te espero— él sonrió, maldita sea, odio cuando sonríe.

—¡Nos vemos entonces!— no me di cuenta cuando depositó un besó en mi mejilla y salió corriendo del estudio.

—Puto marica— limpié mi mejilla rápidamente.

—Te quiero ver en unos meses, Quackity— Rubius me guiñó un ojo.

—Estaré igual— le saqué la lengua infantilmente para luego caminar hasta mi auto.

Llegué a casa diez minutos después, dispuesto a analizar el libreto, aunque solo me dediqué a leer algunas escenas donde actuaba junto a Spreen, la mayoría era en un espacio cerrado, solos, muchos besos y caricias de por medio, después de grabar todo eso, tendré que hacerme un lavado de estómago, aunque hasta yo lo encuentro muy exagerado de mi parte. Busqué las escenas donde tendría que bailar, para ser sincero, los pasos no son desconocidos para mí.

Suspiré recordando mi niñez, mi carrera en la actuación empezó a temprana edad, gracias a mi padre, él fue uno de los actores más famosos del mundo, y gracias a su fama, es que yo he triunfado hoy en día, pero detrás de todo ese actor espectacular, había un hombre duro y maltratador que hacía cada día de mi vida, un infierno.Abrí el último cajón de mi escritorio, es ahí donde guardo una caja con mis más preciados recuerdos, saqué el pequeño álbum de fotos de mi madre, mis manos empezaron a temblar al sentir la tela de aquel objeto, mi madre confeccionaba muchas cosas en sus tiempos libres y ésta fue una de ellas.

Habían muchas fotos antiguas, muchas navidades y cumpleaños celebrados hasta mis cinco años, donde mi madre, padre y hermanas sonreían felices, ¡cómo una familia feliz!, es lo más falso que he visto, pero había que cuidar la imagen. 

Llegué a la última fotografía, un pequeño niño de ojos negros felinos sonreía con un trofeo en sus manos, llevaba una maya ajustada a su cuerpo, además de unas zapatillas en sus pies, detrás de la fotografía había un mensaje escrito.

"Quackity Edd's campeón de ballet juvenil año 1998", ¡Es un orgullo!

Era la letra de mamá, aquél trofeo mi padre lo destruyó, ¡cómo iba a permitir que su hijo bailara ballet!, eso era de chicas, quemó mi pequeño traje, junto a mis zapatillas y los cambió por zapatos de basquet, pareciera que ese es el único deporte que existe hoy en día, mi padre arruinó mis sueños, pero por un lado se lo agradezco, porque gracias a él, soy quien soy hoy en día.

Gay Movie - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora