El Principio del Fin
Estaba sumergida en sus pensamientos tanto así que no se había percatado que ya habían llegado si no fuera por el bullicio de la ciudad.
-Al fin llegamos. – Habló Gilbert.
Bajó del carruaje en donde se encontraba, percibiendo la luz del mediodía, el ruido de las personas trasladándose de un lugar a otro cada uno con sus propios problemas y cosas que hacer.
Esperaron unos instantes hasta que llegó la embarcación en donde había que partir.
-Bueno, es nuestro turno. -Comentó Gilbert.
Ya habiendo subido y estado durante nuestro viaje hacia el interior de la muralla María; caminó durante unos momentos explorando el barco, era su primera vez, escapó de la vista de su hermana, primo y padres. Sintió la libertad recorrer mis venas hasta llegar a su corazón, sentía libertad al no tener que seguir las órdenes de los demás, cuando de repente chocó por accidente con una pelinegra, tenía casi su misma edad.
La pelinegra tenía rasgos asiáticos, cabello largo y unos hermosos ojos grisáceos.
-Discúlpame, por favor. -Hablé con un poco de nerviosismo. Ella iba a hablar, pero una voz la interrumpió, era un chico de su misma edad.
-Mikasa, no te pierdas sí. –Habló un chico de ojos verdes, parecía estar un poco cansado por haber corrido.
Aquel chico de ojos verdes, parecía conocerla, ya que llegó corriendo directo hacia ella.
-Eren, lo siento. -Habló la chica de nombre Mikasa, un poco tímida.
Me pareció adorable, por su actitud tierna.
-Ya vámonos que vamos a llegar tarde. -Murmuró Eren agarrándola de la mano, como dos niños pequeños.
No pensé que volvería a verlos.
El barco anunció que ya habíamos llegado, buscó rápidamente con la mirada a sus padres, al llegar donde ellos la regañaron por haberse alejado sin decir nada.
La rubia y su familia se dirigieron hacia la fábrica que su padre dirigía en ese lugar, el distrito de Shinganshina en el interior del muro María.
- ¡Padre, padre, papá papá! – Dijo Cattaleya llamando la atención de todos haciendo que nos asustáramos un poco.
- Perdón, pero podría ir a caminar con mi hermana Bibi. -Dijo ella.
"Bibi era el apodo que ella me había puesto"
-Si está bien, vayan, pero no se alejen mucho y regresen antes del anochecer. –
- Está bien. -Hablaron al mismo tiempo las dos chicas.
Nos alejábamos un poco mirando a nuestro alrededor.
- ¡Esperen!, iré con ustedes. -Dijo Gilbert dirigiéndose hacia ellas.
-Bueno, está bien. –
- ¿En serio Catt? -Murmuró él con un poco de emoción en sus ojos.
Aunque no pareciera, Cattaleya era más madura que él a pesar de que sea la menor entre ellos dos.
- Si primo, vayamos todos juntos. – Al terminar de hablar, ella sin previo aviso la tomó de las manos y empezaron a correr haciendo que se alejaran a gran velocidad de él.
- He... espérenme. – Gritó él tratando de alcanzarlas.
Corrían los tres alejándose de todo, sintiendo el viento recorrer su rostro, se sentía bien, Violet se preguntaba cuanto iba a durar esto, la libertad que sentía.
Sentía libertad, pensaba que esto iba a durar para siempre ya que eso siempre fue mi sueño ser por libre después de todo lo que he pasado.
Caminaron hasta llegar al centro de todo, del principio del fin, al principio, sin darse cuenta, había empezado el infierno en la tierra; se percataron que las personas veían hacia un punto específico, arriba, encima de la muralla, notaron un humo que no dejaba ver lo que había detrás de este, al esparcirse este, detrás de aquel humo se encontraba un titán de más de 60 metros que sobrepasaba la muralla María.
Era el titán colosal.
Las personas que se encontraban en el lugar entraron en pánico al notar que el piso retumbaba, se escuchaba algo grande detrás de las murallas, era los titanes, trataban de derrumbar aquel muro.
Ella no podía moverse se mantenía estática en el mismo lugar en donde estaba, no sabía que era lo que estaba pasando a su alrededor, veía a las personas en pánico, como si supieran que este sería su final, fue cuando se di cuenta que cada vez se encontraba más lejos de su libertad.
Esto era una nueva emoción dentro de mí, el terror, el terror de no saber lo que está pasando. Pero ellos, Cattaleya y Gilbert parecía que, si sabía lo que estaba pasando, es más notaba en sus rostros una expresión de espanto y sorpresa.
- Ya empezó. -Habló Gilbert, frunciendo un poco su entreceja. -Era la primera vez que lo veía así, el mayormente era una persona algo despreocupada de la vida y un poco bromista, o eso era lo que ella pensaba.
- Llévate de aquí a Violet, Cattaleya. -Siguió hablando, pero ahora estaba serio, como si supiera que esto, lo que pasaba era una cuestión de vida o muerte, que de hecho lo era, por lo que las personas mostraban espanto y confusión.
- Pero... -Dijo Cattaleya aún en un estado de shock.
- ¡Ya! Vete, corre lejos, llévate a Violet que no ves que está asustada. -Cattaleya por fin reaccionó y agarró su mano para correr lo más lejos posible de ese lugar.
Miró a su alrededor mientras corría, pero en vez de ver libertad y paz, vio caos y terror, tenía miedo, miedo de no saber lo que estaba pasando, miedo de no saber si iba a morir o vivir, empezó a llorar cada vez que se alejaban, notando a personas muertas siendo destrozadas y devoradas por titanes.
¿Este va a ser mi fin? Tengo miedo, todavía no, todavía no quiero morir, por favor solo quiero seguir viviendo, aunque sea torturada y estaba sola, por lo menos vivía, quiero cumplir mi sueño, ser libre, por lo menos sentir libertad y morir en paz.
No quiero morir aquí.

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FREEDOM
FantasyDos personas que no sabía que tarde o temprano el destino los juntaría y los haría vivir por un camino de amor, soledad y tristeza, una historia que pasaría ser recordada por lo trágica que fue. Juntos aprendería el verdadero significado de libertad...