Un volcán de dulces

3 1 14
                                    

— Amm..., papá, — soltó una risa nerviosa. — me acabo de acordar de que me he dejado la pulsera del concierto de Katy fuera, ¿te lo puedes creer? ¿Cómo podré ser tan desastre? ¿Me dejas salir a ver si la encuentro? No tardaré, supongo. — le sonrió lo más angelical que supo.

— ¿La pulsera del concierto? Pero, si la llevas puesta, Ría. — Dijo Robert.

Ría se miró la muñeca, y, efectivamente, ahí estaba la pulserita. — ¿Qué? ¡Oh! — volvió a reírse. — sí, pero no es esta, no, no, no; es otra que me dio una fan muy maja, ¿no la viste? Pues que raro, amm... bueno, entonces, puedo salir, ¿no? Gracias, papá, te quieroooooo. — Salió corriendo. — ¡Llevo móvil! Por si acaso. — Gritó en el último momento.

Robert se quedó ahí, mirando a la puerta, suspiró y se sentó en su sillón.

______________________________

A ver dónde está este ahora, ni siquiera sé porque he venido... — pensó Ría, cuando...

— ¡Ay! ¡Hooolaaaa! ¡Has venido! Pesaba que me ibas a mandar a un sitio. — Le dijo Lean.

— No, si ganas me dan, eh, no te equivoques. — le respondió Ría.

Lean la miró y se rió. — Bueno, vamos, ¡mira todo lo que he traído! — Lean señaló a dos bolsas bastante grandes.

— ¿Pero qué llevas ahí? Madre mía, tú estás mal, eh. — Le dijo Ría.

— Deja ya de quejarte y ayúdame.

Ría puso los ojos en blanco y le siguió. — Sí, señor... — dijo con una voz irónica.

— ¡Pero que llevas aquí! ¡Esto pesa más que los dos juntos!

— Exagerada como tú sola, no es por nada. Pero bueno, descúbrelo por ti misma, míralo.

Ría no tardó en husmear la bolsa, para proceder a ver una mini fuente de chocolate.

Un momento... ¡FUENTE DE CHOCOLATE!

— Será broma. — Dijo ella.

— ¿Te parece broma? — Sacó de la bolsa q llevaba él un mantelillo. — Vamos, coloca aquí la fuente y la comida.

— ¿Comida? — miró mejor la bolsa, había unos cuantos tuppers con frutas. - Ay, madre...

— Lean se rió.

No tardaron mucho en colocarlo todo y sentarse.

— Lean, ¿cuánto vas a seguir con esto?

— ¿Seguir con qué? ¿Es que no te gusta el chocolate? Madre mía, si es que soy tonto, debí haberlo pensado, ¿qué te apetece? Voy en un segundo a por lo que quie- .— No le dio tiempo a acabar.

Ría se le lanzó apasionadamente a los labios, dándole así un beso largo y dulce, el cual los dos disfrutaron al máximo, y con alguna risilla tonta entre medias de coger aire. Definitivamente, aquella playa era su lugar.

Y entonces, en ese mismo momento...

—————————————
𝐍𝐨𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐨𝐫𝐚:
¡Holaa! Os tenía abandonados JSJS.
¡Madre mía! Creedme que no os esperáis lo que viene, abróchense los cinturones, lector@s...¡porque éste libro está apunto de aterrizar!

Un amor curioso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora