45. Mudanza.

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Ya eran las 23:30. Mañana es jueves y tendríamos que ir a la universidad.

Katy se había despedido de mis padres y me esperaba en el coche.
Papá me pidió que me quedara, ya que tenía que hablar conmigo.

Fui hacia la cocina con papa.

-¿Que ocurre?.-Pregunto apoyándome contra la mesa. El suspiro.

-Me transfirieron de trabajo.

-Ajá, ¿y...?.-Hable alientandolo a que siguiera.

-Nos mudaremos.

-Oh, que les vaya bien.

-No me entiendes, nos mudaremos.-Recalcó "nos".

-¿A que te refieres?.-Pregunte, en realidad, si entendía pero quería estar seguro.

-Todos nos mudaremos.

-¿Que?.-Exclame molesto.-¿Por qué tengo que ir? Tengo mi propio hogar.

-Nadie lo pagara si yo me voy.

-Buscare otro trabajo, además Katy también trabaja.-Mentí. Todavía ella no trabajaba y el hotel era costoso. Seria difícil encontrar un trabajo que me contrate a los 19 y pague bien.

-¿Una chica te mantendrá?.

-No, será solo hasta que encuentre empleo...

-No me interesa que puedes hacer, vendrás conmigo.

-No iré, no dejare a Katy.-Exclame sintiendo mi sangre hervir.

-¿Por esa chica?.-Asentí.-No le interesas ni un poco, solo te ve como un pasatiempo.

-¡Mentira! ¡No le conoces!.

-Su cara de zorra lo dice todo.

Lo tomo del cuello de la camisa, dispuesto a golpearlo. Lo acerque a mi.

-Ella no es ninguna zorra.-Dije entre dientes.

-Se olvidara de ti enseguida, así como lo harás tu.

Lo solté de golpe. Era eso o golpearlo.

-¡No comprendes que es diferente!.-Grite.

-Es una del montón...

-¿Mamá para ti es una del montón?.-Pregunte con valor.

-Tienes 19 años, no encontraras al amor aun.

-¡Soy mayor de edad!.-Rei de mala gana.-No puedes obligarme a ir.

-Si no vas, te haré daño a ti y a ella.-reí burlonamente sin poder creerlo.-Tu ríete. Sabes que soy un hombre de palabra.

Dicho eso, me pare derecho y estaba por salir de la cocina cuando hablo:

-El sábado pasare a buscarte.-Informó finalmente, pasando al lado de mi para salir de la cocina y a la vez chocando nuestros hombros.

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