𝗖𝗨𝗜𝗗𝗔𝗡𝗗𝗢 𝗔 𝗞𝗔𝗡𝗚 𝗛𝗔𝗘

día cuatro.

Al día siguiente Haerin se portó más caprichosa que de costumbre. No quería separarse de Marsh ni por un segundo, se tuvo que saltar el supresor del desayuno y merienda porque Kang observaba todo lo que hacía y si la veía con un supresor empezaría a llorar para no tomarlo, incluso ni siquiera la dejó sola para poder bañarse, literalmente la menor la espero sentada en la tapa del inodoro.

Ni siquiera hacer sus tareas la deja, pues desde que se levantó Haerin tuvo la manía de sentarse en sus piernas todo el tiempo, no entendía a que se debía eso pero le estaba empezando a molestar. No podía hacer nada sin que Hae la estuviera siguiendo y su paciencia se estaba acabando.

Ahora mismo estaba acostada en la cama con Haerin sobre ella, estaba dormida pues la convenció de dormir una siesta para que ella pudiera terminar sus tareas, de forma lenta quitó su brazo que la castaña estaba usando como almohada y se levantó de la cama de la misma manera. Salió de la habitación y arrimó la puerta, fue hasta el cuarto de invitados y tomó su mochila para después dirigirse a la cocina para ponerse a estudiar de una vez.

Joder, cada vez que los días pasaban el cuidar a Haerin se volvió más tedioso y pesado, soportar berrinches no era lo suyo. Agradecía que todavía no haya presentado alguna acción sexual, lo único "íntimo" que compartían era dormir en la misma cama y besitos en la mejilla, todavía no tenían alguna interacción sexual y Danielle no estaba mentalmente preparada para eso.

Haerin era su mejor amiga hace años y por más que esté en celo no podría ayudarla de esa manera, una cosa era ver su cuerpo desnudo cuando la bañaba y otra era verla de forma sexual. No podía ver a su reservada amiga como algo sexual, no podría ayudarla a satisfacer su deseo sexual que llegaría en algún momento.

Sabía que eso pasaría dentro de poco pues el departamento entero olía chocolate blanco y algo así como cupcake, el aroma era simplemente dulce y embriagador, el aroma de su amiga estaba impregnado en su ropa y en ella, sumado a que estaba mucho más cariñosa que antes. Joder, ¿Cómo haría para cuando ese momento llegue? Porque no creía que Haerin quisiera usar sus... Juguetes.

Además parecía que odiaba a Sana, cada vez que venía a entregarle las tareas Haerin le gruñía y se comportaba de una forma extremadamente posesiva. Incluso llegó a morderle el cuello cuando estaba distraída, todavía tenía los pequeños colmillos de Haerin marcados en su piel canela.

Habían pasado casi dos horas y todavía no terminó, le faltaba poco pero quería terminar todo antes de las ocho de la noche pues a esa hora Sana pasaba a buscar su tarea para llevarla a la universidad al día siguiente.

ㅡ Alfa... ㅡ La adormilada voz de Haerin la hizo suspirar de cansancio.

ㅡ ¿Qué pasa, Hae?

La omega se acercó ㅡ Mimos...

ㅡ Ahora estoy ocupada, Hae ㅡDijo para volver a su tarea. La omega hizo un puchero

ㅡ Pero alfa...

ㅡ Haerin, estoy ocupada ahora ㅡSuspiró ㅡ Más tarde te doy todos los mimos que quieras, ¿si?

ㅡ ¡No! ¡Ahora! ㅡ Gritó frunciendo el ceño.

ㅡ Haerin...ㅡ Advirtió ㅡ Basta.

ㅡ ¡Mimos, alfa! ¡Ahora!

ㅡ ¡Te dije que no! ㅡ Gritó usando su voz de mando logrando que Haerin se encogiera en su sitio ㅡ ¡Estoy ocupada!

Haerin se encogió en su sitio debido al miedo, sintió sus ojos picar y al poco tiempo sus mejillas se inundaron de lágrimas llorando en silencio. Danielle relajó sus facciones y al darse cuenta de lo que hizo el pánico se instaló en su pecho.