Capítulo 8

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Quería sentir su calor humano, sentirme un poco humano, ser vampiro no siempre es tan bueno, no la quiero porque no puedo, si no sería el hombre más feliz del mundo, si fuera hombre.

Llegue a su casa, su padrastro me abrió la puerta así que no hubo mucho problema al entrar, su padre me llevo hasta la habitación de Acasia cuando me vio sonrió una reacción mutua, su padre se fue saltando como una mariposilla hambrienta y recién salida de su capullo.

-Hola dormilona.- espero no haberme visto adormilado, porque estaba muy decaído tenía demasiadas cosas en mi mente.

Se recorrió dejando un espacio para que me recostara, me senté y pase mi brazo por detrás de su cabeza.

Se recostó en mi pecho, se quedo dormida, nuevamente dormida los humanos duermen mucho, yo me puse a platicarle de algún modo tenía que desahogarme y no podía juzgar estaba dormida.

Antes de que despertara fui a comprar una botella de salsa, el cajero me veía extraño, creo que era por empezara a tomarme la salsa en la tienda como si fuera agua, bueno tengo que disimular mas, se supone que soy un humano. No muy a menudo se ve a alguien en la tienda comiendo o bebiendo una botella de salsa.

Paso el tiempo mientras caminaba pensando en cosas que debería dejar a los humanos preocuparse, sentimientos, simplemente cosas de humanos.

Amaneció así que decidí que ya necesitaba sangre la sangre me llamaba.

Salí por un lobo, camine por una hora y media hasta que lo encontré, tuve que arrastrarme como una serpiente para poder cazarlo y aparecieron los Caltasar.

-Hola Santiago, tanto tiempo sin vernos, ¿qué pasa con mi toda mi familia donde esta?- dijo uno de los Caltasar Chuck

Para responder solo saque mis colmillos en forma de intimidación.

Uno de los cinco Caltasar que venían se lanzó hacia mí, no pude percibir quien era; poso sus afilados colmillos de vampiro por mi cuello haciéndome daño mucho, y después desaparecieron, ¿Esa se hacía llamar mi familia?

Llegue a casa de Acasia pero muriéndome, ahora mismo solo quería verla a ella, no tenía muchas ganas de ver a Alice.

Me paso en cuanto me vio, me llevo a la cocina, me sentó en una silla que estaba cerca de la barra de la cocina, me tapaba la boca aun tenía sangre de un lobo en la boca gotas y gotas de sangre por toda mi cara. Y una herida por la cual salido un fluido negro.

Acasia fue por una toalla y la mojo.

-Santiago necesito que te quites las manos de la boca, necesito desinfectarte.-

No podía quitarme la mano de la boca eso estaba claro, aun tenia los colmillos afuera y la sangre del lobo, en un segundo notaría algo extraño tal vez pensaría que soy un mutante o un vampiro y no queremos que la gente sepa eso antes de que me maten ellos me matarían los Caltasar y también matarían a Acasia y no me voy a arriesgar a que la maten.

-¿y el baño?- pregunte muy difícilmente aun tapándome la boca

-Dos puertas a la izquierda.- dijo enojada, pero ahora no podía preocuparme por eso tenía sangre goteando de mi boca y unos colmillos grandes que normalmente un humano no tendría.

Fui a limpiarme la cara de la tierra y la herida.

Lo que me gusta de ser vampiro es que las heridas cicatrizan muy rápido, es mas desaparecen.

Regrese a la cocina y con la cara limpia la tome de la cintura y la apreté hacia mí, me encanta abrazarla, las amigas de Karla, que al parecer no había notado que estaban ahí, empezaron a gritar.

Conmigo Segura No EstasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora